miércoles, 11 de septiembre de 2013

¿Por qué Alemania es la locomotora  económica europea?

Día 03/09/2013 



 

abc.es

Algunas de las razones descansan sobre su gran población o 

el peso de su mercado interior

Hace años que Alemania recibe el calificativo de «locomotora económica europea». Con la crisis de deuda y la recesión que está sufriendo el Viejo Continente (y sobre todo su llamada periferia), ese rol se ha visto reforzado. No en vano, son muchos los que miran hacia Berlín en busca de respuestas (y también de soluciones). Con laselecciones federales alemanes a la vuelta de la esquina (se celebran el próximo 22 de septiembre), algunas voces en España incluso aseguran que los comicios germanos son tan o incluso más importantes que las elecciones generales españolas.
Pero, ¿por qué es tan decisiva la economía alemana para el resto de países europeos? En primer lugar, Alemania es el país más pobladode la Unión Europea: con 80 millones de habitantes, el peso de su mercado interior así como su potencia exportadora convierten al país en la economía más fuerte del continente. Además, la economía germana descansa fuertemente en sus exportaciones: casi la mitad de la PIB alemán suele depender de su comercio exterior y, por tanto, de los países (en buena parte europeos) que compran sus productos. La industria alemana está fuertemente especializada, y su tecnología y maquinarias son apreciadas en países europeos y del resto de mundo. Sólo un dato que demuestra esto último: las exportaciones de Alemania aumentaron drásticamente con la introducción del euro como moneda común europea, lo que permitió abaratar los costes del comercio entre los países de la Eurozona.
La política y el mundo académico de Alemania hace tiempo que venían advirtiendo que la economía de la «locomotora europea» tenía que acometer una serie de reformas para mantener la competitividad de un modelo fuertemente exportador en un contexto de feroz globalización económica en el que países emergentes como China, India o Brasil se convertirían en los competidores directos de Alemania.
El excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder, con el apoyo de Los Verdes, llevó a cabo esas reformas hace más de una década con su ya célebre Agenda 2010: recortó ayudas sociales, reformó el mercado laboral y le dio una vuelta de tuerca al modelo exportador alemán. ¿Los resultados?: con los datos macroeconómicos en la mano, Alemania ha soportado mejor que otras economías industrializadas la Gran Recesión sufrida por la economía global a partir de 2007. A cambio, la precarización se ha extendido a una parte importante de la masa trabajadora de un país donde sigue sin existir el sueldo mínimointerprofesional. Países en problemas como España o Italia miran ahora al modelo alemán como una posible vuelta al camino del crecimiento.
Pero el modelo alemán no se libra de las críticas: un relativo débil consumo interno y una política sectorial de sueldo bajos (conocida popularmente como dumping salarial), unidos a su apabullante potencia exportadora, hace que algunos vecinos europeos miren con recelo al remozado poderío económico alemán y pongan así en entredicho el presunto europeísmo sin fisuras del actual gobierno alemán, con Angela Merkel al frente. La tremenda exposición de cierta banca alemana (con unos 300.000 millones de euros invertidos en la burbuja inmobiliaria española, por poner un claro ejemplo) en la crisis de deuda que azota a la periferia europea, y los consecuentes recortes de gasto público que han tenido que acometer países como España, Italia, Portugal y Grecia son los principales argumentos expuestos por los críticos con el modelo alemán para poner en entredicho su liderazgo económico y político en el Viejo Continente

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