viernes, 19 de agosto de 2016

El agronegocio en América Latina provocó el 70 % de la deforestación
laizquierdadiario.com

En Argentina la cifra llegó al 88 % entre el cultivo comercial y la expansión de pastos. Se tomó como referencia el periodo 1990-2005.


En un informe presentado recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) señaló que “la agricultura comercial origina casi el 70 % de la deforestación en América Latina”. Los países examinados fueron Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay, Venezuela, Colombia y Perú.

El estudio, titulado "El estado de los bosques en el mundo 2016", afirmó que el 71 % de la deforestación en estos siete países sudamericanos durante el periodo 1990-2005 “se debió a un aumento de la demanda de pastos”, mientras que “el 14 % al aumento de la demanda de tierras de cultivo comerciales, y menos del 2 % a la infraestructura y la expansión urbana”. Así mismo informó que “la expansión de los pastos causó la pérdida de al menos un tercio de los bosques en todos los países excepto en Perú, donde la expansión de las tierras de cultivo en pequeña escala (situada en un 41 %) constituyó un factor más dominante”.
En Argentina “la expansión de los pastos provocó la pérdida de aproximadamente el 45 % de los bosques a los largo del periodo en cuestión y la expansión de las tierras de cultivo comerciales, más del 43 %”. Mientras que en Brasil más del 80 % de la deforestación “durante el mismo periodo se asoció a la conversión en tierra de pastoreo”.

En la versión 2010 y 2012 del informe, la FAO había señalado que entre 2000 y 2010 habían desaparecido unos 130 millones de hectáreas de bosques del mundo, “cerca del 3,2 % de la superficie forestal total en 2000”, con un promedio neto de desaparición de 5,2 millones de hectáreas por año (superficie equivalente a Costa Rica).

En 2010 la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación había informado que “entre 2002 y 2006, la Argentina perdió 300 mil hectáreas de bosques por año”, cifra equivalente a quince veces la Ciudad de Buenos Aires. Ya se estimaba que la principal razón de este proceso era el avance no planificado de la frontera agropecuaria, con la expansión del monocultivo de soja en Córdoba y Santiago del Estero, y del ganado, con epicentro en Salta y el Chaco.

Entre los factores subyacentes el informe de la FAO señala al crecimiento de la población al decir que mientras la población mundial ha aumentado un 37 % desde 1990 el consumo de alimentos lo ha hecho en un 40 %.

“Aunque el crecimiento de la población ha ido disminuyendo desde finales de la década de 1970, la población mundial se ha duplicado desde 1970 y en la actualidad se sitúa en aproximadamente 7.300 millones de personas”. “La demanda urbana e internacional de productos agrícolas es un factor importante de la deforestación”, concluye.

Otros factores subyacentes son el desarrollo agrícola, la seguridad de la tenencia de la tierra y la gobernanza del cambio del uso de la tierra:

“Con la globalización, la disponibilidad de alimentos depende cada vez más del comercio internacional. Los cambios en las condiciones del mercado y las políticas agrícolas que aumentan la rentabilidad pueden incrementar la demanda de terrenos agrícolas y conllevar deforestación. La rentabilidad agrícola se puede incrementar, por ejemplo, mediante el acceso preferencial a la tierra, las desgravaciones fiscales y los préstamos en condiciones favorables, la mejora de las conexiones de transporte y el abaratamiento del acceso a los mercados urbanos, la creación de nuevos mercados como los biocombustibles, la debilitación de la moneda (que aumenta la demanda de exportaciones) y la mejora de las tecnologías”.

La importancia de los bosques para la sociedad

Los bosques contienen el 65 % de la diversidad biológica terrestre del planeta. Con ellos no solo desaparece esta diversidad sino que también desaparecen o se resienten algunos de los servicios ecosistémicos vitales que brindan a la sociedad, ya que aportan a las poblaciones humanas fuentes de proteínas y plantas medicinales, además de que contribuyen a conservar las fuentes de agua, la prevención de inundaciones y la protección de los suelos de la erosión.

También funcionan como depósito de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero, llegando al punto de que el 20 % de las emisiones de CO2 a la atmósfera provienen de la deforestación y la degradación de los bosques. La deforestación se ha vuelto en uno de los elementos que contribuyen al cambio climático, mientras que el agronegocio se ha vuelto en una de las principales razones de la deforestación.

El informe de la FAO de este 2016 también señala que “los bosques más vulnerables a la conversión en terrenos agrícolas suelen situarse en tierras planas de fácil acceso con suelos muy fértiles, por ejemplo, bosques en zonas costeras o islas con buenas conexiones de transporte marítimo con los mercados. Los elevados niveles de pobreza y la ineficiencia de los sistemas de producción agrícola también pueden ejercer presión en los bosques y hacer que la población busque oportunidades económicas en la frontera forestal”.