lunes, 25 de marzo de 2024

Participaron 200 instituciones: se hizo un esperado estudio sobre los bosques nativos y una cifra resultó ser impactante

lanacion.com.ar

Los bosques, que representan entre el 80% y el 90% de la biomasa vegetal mundial, desempeñan un rol clave en la mitigación y en la adaptación al cambio climático, debido a que son un importante sumidero de carbono terrestre. Por esto, un equipo de investigación del INTA se enfocó en comprender cuánto carbono pueden almacenar los bosques nativos. El trabajo -publicado en la revista Nature- demostró que el almacenamiento actual de carbono forestal es de 328 Gt (gigatoneladas).

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Para determinarlo, especialistas de más de 200 instituciones de Ciencia y Tecnología de 45 países recopilaron datos de 1.188.771 parcelas forestales en todo el mundo. Allí midieron el diámetro de los árboles, su densidad y biomasa y se emplearon modelos que combinan mediciones de carbono con datos climáticos, suelo, topografía, cobertura forestal y perturbaciones humanas.

“El trabajo se desarrolló con el objetivo de evaluar cuánto carbono pueden almacenar los bosques en todo el mundo y cómo ha sido afectado por las actividades humanas”, indicó Pablo Peri, coordinador del Programa Nacional Forestal del INTA y uno de los especialistas que participó del estudio.

En este sentido, dijo que “el INTA aportó información a través de parcelas permanentes en bosques de lenga y ñire de la Red ‘Parcelas de Ecología y Biodiversidad de ambientes naturales en Patagonia Austral’ (Pebanpa)”, y agregó: “La información generada es importante ya que cuantifica el aporte de los bosques del mundo en su rol de mitigación al cambio climático”.

En el trabajo se estimó que el almacenamiento actual de carbono forestal es de 328 gigatoneladas (Gt). “Este valor es menor que el potencial natural total que podrían tener los bosques”, destacó Peri quien aclaró, a modo de ejemplo, que una gigatonelada equivale a 1000 millones de toneladas. Una tonelada son 1000 kilos. “Se estima que todos los animales del mundo pesan aproximadamente 4 gigatoneladas, mientras que todo el plástico del mundo equivale a 8 Gt”, comparó.

En este sentido, dijeron que la mayoría del almacenamiento actual de carbono forestal (61%) se encuentra en regiones boscosas en las que la gestión y la conservación sostenibles pueden promover la captura de carbono a través de la recuperación de ecosistemas degradados, y el restante 39% corresponde a regiones en las que los bosques han sido eliminados o fragmentados: “Del potencial de almacenar carbono en los bosques, 123Gtde carbono correspondería a las regiones tropicales, 55GtC a las regiones templadas, 14GtC (5–25GtC) a las regiones boreales y 25GtC (9–41GtC) a las regiones secas”.

“Los resultados respaldan la idea de que la conservación, restauración y gestión sostenible de diversos bosques ofrecen contribuciones valiosas para alcanzar los objetivos globales de clima y biodiversidad”, señaló Peri y resaltó que la protección y restauración de los ecosistemas forestales son desafíos sociales, políticos y económicos complejos que requieren el desarrollo de políticas de gestión de la tierra que den prioridad a los derechos y el bienestar de las comunidades locales.

Como conclusión del trabajo, se destacó que “a nivel global los modelos predijeron que el 69% del carbono de árboles vivos se encuentra en regiones tropicales, mientras que las regiones templadas, boreales y secas representan el 18%, 11% y 1%, respectivamente”.


jueves, 1 de febrero de 2024

Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2

ambientum.com


El pasado, 28 de enero, se celebró el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2. Una de las principales causas del aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) ha sido, y sigue siendo hoy en día, la deforestación que existe por parte de la actividad humana.

La deforestación se define como la pérdida de vegetación forestal por causas naturales o por un mal manejo del bosque, provocado por la acción de los seres humanos. Los bosques se degradan debido a la pérdida de las condiciones que les permiten regenerarse.

Reducción de las emisiones de CO2

Se destruye una gran cantidad de superficie forestal vital para la supervivencia de los seres vivos ya que, a través del proceso químico denominado fotosíntesis, la gran masa forestal fija el dióxido de carbono (CO2) atmosférico en forma de materia orgánica y libera oxígeno a la atmósfera. Por lo tanto, cuanta menor masa forestal, menor poder de reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Es consecuencia, se hace necesaria la conservación mundial y a una mejor gestión de las grandes masas forestales del planeta. Tenemos que cuidar las selvas ecuatoriales y tropicales, así como el resto de selvas y bosques.

A través de varios viajes que he podido realizar por Sudamérica, África, Asia, Europa y Oceanía, he podido comprobar cómo la actividad humana, ya sea a través de la industria maderera, grandes infraestructuras, minería, prospecciones petrolíferas o grandes extensiones de cultivos, han originado un enorme impacto ambiental negativo sobre los bosques y las selvas vírgenes.

Concretamente, en Sumatra (Indonesia), miles de hectáreas de selva, hábitat de los últimos orangutanes en libertad, han sido y son arrasadas para el cultivo de la palma aceitera, productora del aceite de palma, una de las causas más recientes de la deforestación en países del sudeste asiático.

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sábado, 13 de enero de 2024

Estudian una bacteria que mejora la calidad de suelos degradados

puntal.com.ar



El poroto común es un cultivo estratégico con gran relevancia para la economía regional en el noroeste argentino, debido a que el 90 % de su producción se destina a exportación. Por esto, es clave investigar estrategias que aseguren su rendimiento, calidad y rentabilidad para que pueda estar disponible en los mercados que lo demanden. Sin embargo, esta búsqueda para satisfacer las necesidades nutricionales del monocultivo de poroto también derivó en la paulatina degradación de los suelos productivos, lo que redujo el contenido de carbono y nutrientes asociados, como así también alteró la calidad físico-química del suelo y en consecuencia su salud biológica.

“Una de las consecuencias directas de este tipo de eventos es la perturbación de la diversidad microbiológica del suelo; dicha diversidad es clave para una buena salud edáfica”, expresó Carolina Pérez Brandan, investigadora del INTA Salta, quien aseguró que esa biodiversidad “cumple un rol fundamental en la regulación de procesos que determinan funciones del ecosistema que están relacionadas con la producción de biomasa, el ciclo de nutrientes, mantenimiento y mejora del microbioma del suelo, como así también con la supresión de enfermedades de las plantas y estabilidad de los agregados del suelo, entre otras funciones”.

Por esto, el estudio se enfocó en “evaluar la capacidad de la cepa Bacillus amyloliquefaciens (B14) para mejorar la calidad de un suelo degradado en el Valle de Lerma”, indicó Pérez Brandan y agregó: “A su vez, buscamos determinar su incidencia en el crecimiento y rendimiento del poroto común negro, inoculando las semillas del cultivo con esta cepa”.

Los efectos de esta cepa fueron comparados con el de un agroquímico comúnmente utilizado en la región. “Los resultados demostraron que la cepa Bacillus amyloliquefaciens mejoró la disponibilidad de nutrientes, aumentó el carbono orgánico del suelo, nitrógeno total y fósforo extraíble. Además, la cepa B14 aumentó la actividad enzimática del suelo, respiración microbiana y carbono de biomasa microbiana”, destacó la investigadora.

Macrophomina phaseolina es un hongo fitopatógeno que causa la podredumbre radicular cultivo de poroto, pudiendo disminuir hasta en un 80 % el rendimiento. En este sentido, “también se evaluó un suelo infectado con Macrophomina dado que, en una investigación previa, se descubrió que B. amyloliquefaciens tiene un efecto antagónico contra este hongo patógeno”, agregó la investigadora.

Por otro lado, esta cepa aumentó significativamente la presencia de determinados agentes de control biológico como: Trichoderma spp., Gliocladium spp., Pseudomonas spp. y actinomicetos en el suelo; “mostrando un efecto mayor que el del agroquímico”, sostuvo Pérez Brandan.

Por lo tanto, la cepa B. amyloliquefaciens es un bioinoculante potencial para porotos en el noroeste Argentina, donde no sólo podrá mejorar y proteger el cultivo de frijol común, sino también mejorar la calidad y salud del suelo.