lunes, 26 de mayo de 2014

Para 2030, el cambio climático costará al país u$s 20 mil millones

Por: Carlos Pagura | ambito.com
Inundaciones, una de las consecuencias más costosas del cambio climático.
En las últimas cuatro décadas, el mundo comenzó a debatir las consecuencias ambientales que origina el cambio climático a nivel global. La emisión desmedida de dióxido de carbono y otros gases nocivos podría desencadenar que la temperatura general promedio aumente hasta 4,8°C hacia 2100. 

Esto provocará el deshielo de los glaciares, el aumento del nivel del mar entre 26 y 82 centímetros durante el siglo XXI y nuevos fenómenos extremos, aunque se desconoce aún de qué magnitud. 

El panorama para Argentina anticipa aumento de las precipitaciones medias anuales, ascenso de la temperatura en la zona cordillerana de la Patagonia y Cuyo, retroceso de los glaciares y transformaciones en el caudal de los ríos. Ahora bien, ¿cuánto dinero nos costará su impacto?

El ambicioso informe "La Economía del Cambio Climático en la Argentina", presentado por la Secretaría de Ambiente y elaborado por un grupo de expertos de diversas instituciones nacionales, bajo la dirección técnica de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), se propuso contestar el interrogante.

Tras un exhaustivo -aunque todavía preliminar- análisis, se concluyó que para 2030 el país sufrirá un costo aproximado de entre u$s 18 mil y u$s 20 mil millones por el calentamiento global y deberá desembolsar cerca de u$s 3.000 M para desarrollar medidas de adaptación que ayuden a mitigar sus consecuencias.

Ponerle números al fenómeno

El mayor desafío para los especialistas consistió en determinar un valor monetaria del impacto del fenómeno, en proyecciones y variables que comprendan la evolución de la actividad económica hasta el año 2100. 

Para lograr un documento con la mayor solidez posible, los cálculos se expresaron en dólares de 2005, teniendo en cuenta que es el año inicial del escenario socioeconómico desarrollado, y se aplicaron distintas tasas para "actualizar" los valores. También se tomaron en cuenta los efectos del contexto internacional.

Los autores señalan que el propósito del informe "no es establecer lineamientos de políticas ni proponer la adopción de determinadas estrategias", sino "ofrecer información y datos concretos para la toma de decisiones". A continuación, un extracto con los pasajes más salientes del estudio.

• Inundaciones

Las estimaciones en las siguientes décadas del siglo XXI, indican que el numero de meses en los que se producirían inundaciones prolongadas en el río Paraná aumentarían: de unos 35 a 40 casos entre mediados de la década de 2010 y la de 2020, irán en ascenso hasta los 55 casos para finales de siglo.

Las inundaciones se producirían en cualquier mes del año y serían mucho menos frecuentes en agosto y septiembre. Según este escenario, sólo tendrían lugar dos inundaciones de nueve o más meses de duración.

El mayor impacto del aumento del nivel del río de la Plata obedecerá a la expansión territorial de las áreas sometidas a inundaciones recurrentes por las "sudestadas". En caso de que no se adopten medidas estructurales y sociales, las zonas norte y sur del área metropolitana de Buenos Aires, principalmente en las márgenes de los ríos Reconquista y Matanza-Riachuelo, verían acentuada su vulnerabilidad.

También tendrá efectos negativos en la infraestructura y la red de servicios públicos (desagües cloacales, distribución de energía eléctrica y las redes vial y ferroviaria del área costera, entre otros). Las viviendas estarían expuestas a un alto riesgo de inundaciones.

• Agricultura

Considerando el efecto de la mayor concentración atmosférica de CO2, el impacto medio del cambio climático sería positivo. La soja se convertiría en el cultivo más beneficiado y se prevé que se registrarían leves incrementos de la producción de trigo y maíz. 

En general, las zonas privilegiadas se ubicarían al sur y al oeste de la región pampeana. En el noroeste, en cambio, se prevé un aumento de la producción de trigo y soja y una notable disminución de la producción de maíz. La zona central norte de la región pampeana se vería afectada por una reducción del rendimiento de los cultivos de soja y trigo. 

En la provincia de Buenos Aires, las cifras revelan una escasa modificación del rendimiento del trigo, con leves incrementos. En cambio, los cultivos de verano (el maíz y especialmente la soja) se verían más favorecidos por las nuevas condiciones.

Además, la degradación del suelo como resultado de los sistemas de producción, sumada a la de los posibles efectos del cambio climático, también supondría condiciones más favorables para el cultivo de soja.

Por otra parte, el desmonte de las zonas intersticiales que deja la actividad agrícola consolidaría el foco de deforestación en el este de Salta y desarrollaría otro relativamente nuevo en Formosa.

• Salud


En el estudio se prestó especial atención a dos enfermedades transmitidas por vectores: la malaria y el dengue. Los cambios de temperatura pronosticados permiten suponer que la nutrida presencia del moquito transmisor active el crecimiento de casos de dengue y que las epidemias podrían extenderse hacia el sur. Eso redundaría en un aumento de la población expuesta a la enfermedad.

El costo de un caso de dengue corresponde a la sumatoria de los costos médicos directos, los costos no médicos directos (transporte, comida, alojamiento y varios) y los costos indirectos para las familias y los trabajadores durante la enfermedad (días de clase o de trabajo perdidos y otros gastos indirectos). 

Sumados a la atención ambulatoria u hospitalaria, excluyendo los costos de control del vector, vigilancia y laboratorio, ascienden a u$s 389 anuales por persona. Aunque, por otra parte, se estima que solamente el 0,22% de los potenciales afectados contrae la enfermedad. En el caso de la malaria, se observa que la población en riesgo se mantendría en un nivel constante.

• La adaptación 

A modo de síntesis, podríamos detallar que de los u$s 20 mil millones mencionados, los mayores costos estarían determinados por las inundaciones de los ríos del Litoral y las consecuencias sobre el sistema sanitario, compensados por otra parte con los mayores ingresos derivados de las actividades agrícolas. También es notoria la pérdida de bienes y servicios ambientales a causa de la deforestación de los bosques del noroeste.

Un párrafo final merece el desembolso a realizarse para concretar medidas de adaptación al cambio climático, que abarca tanto la construcción de defensas contra las inundaciones como el desarrollo de sistemas de alerta temprana, el mantenimiento de la infraestructura o actividades de control de eventuales epidemias. Para 2030, las mismas requerirán entre u$s 2.800 y 3.000 millones.