jueves, 21 de noviembre de 2019

La actividad humana empobrece la naturaleza
ambientum.com

El clima determina el tipo de redes tróficas que encontramos en la naturaleza y las actividades humanas las empobrecen. Así lo confirma un estudio liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

A partir de la distribución geográfica y preferencias alimenticias de todos los mamíferos terrestres de gran talla del planeta, los autores encontraron que las comunidades se agrupan en seis tipos, en función de cómo son sus redes tróficas.

El clima desempeña un papel importante en la distribución de las especies, pero se sabe poco de su efecto sobre las interacciones entre los organismos que conviven en un mismo lugar. Un nuevo estudio, publicado en Nature Communications y liderado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) se centra en una de las formas más importantes de interacción entre los seres vivos: la alimentación.

La investigación, que ayudará a predecir los efectos del cambio global sobre las comunidades biológicas, muestra cómo varía la organización trófica de las comunidades en función del clima, así como el efecto que las actividades humanas tienen sobre dicha organización.

“Con la ayuda del agua y los nutrientes del suelo, las plantas transforman la energía que les llega del sol en distintos recursos vegetales, tales como hojas o semillas. Esa biomasa vegetal sirve de alimento a distintos tipos de consumidores, tales como folívoros o granívoros. La hipótesis de partida es que la cantidad de energía disponible en cada región, determinada por el clima, restringe el tipo de redes tróficas que pueden existir. El resultado fue sorprendentemente claro”, afirma Miguel B. Araújo, investigador del MNCN.

Naturaleza

Los científicos analizaron las distribuciones geográficas y preferencias alimenticias de todos los mamíferos terrestres con un peso mayor de 3 kg. “Descubrimos que se agrupan en comunidades que, en función del clima en el que se encuentren, tienen un tipo u otro de organización trófica”, explica Manuel Mendoza, también del MNCN.

“Existe un aparente determinismo en las redes tróficas que, según parece, emerge por autoorganización, como resultado de la optimización en la explotación de los recursos disponibles. En concreto, encontramos seis formas básicas de organización trófica, a las que denominamos: boreal, templada, semiárida, tropical estacional, tropical húmeda y depauperada”, puntualiza.

Cómo afectan los seres humanos

Los resultados también muestran que las actividades de nuestra especie afectan directamente a la estructura trófica de las comunidades, disminuyendo el número de especies de esas comunidades respecto a lo que se espera, en función el clima en el que viven.

“Las estructuras depauperadas son muy interesantes. Las hemos encontrado en las islas oceánicas, en desiertos y en regiones polares, pero también en regiones muy afectadas por la actividad humana. En islas, es posible que dicha simplificación esté asociada a la dificultad de determinados niveles tróficos para colonizar estos territorios, pero también es posible que estén depauperadas por extinciones pasadas, inducidas por actividades humanas”, explica Miguel Araújo .

El científica revela que encontraron en algunas comunidades boreales o templadas de Europa y Norteamérica, que se están empobreciendo, o en comunidades tropicales, que se están transformando en semiáridas.

“Estos resultados nos ayudarán a predecir los efectos que el cambio climático y las distintas actividades humanas están teniendo ya y tendrán sobre la biodiversidad, puesto que las redes tróficas son la forma que esta tiene de autoorganizarse para explotar de forma eficiente los recursos disponibles en los ecosistemas”, concluye Araújo.


Fuente: MNCN-CSIC, Agencia SINC