viernes, 29 de mayo de 2020

Un nuevo paradigma

El camino hacia una agricultura sin agroquímicos
clarin.com

La naturaleza y el mercado demandan cambios radicales. La genética y los productos biológicos serán herramientas clave en el agro del futuro.


¿Vamos hacia una producción agrícola extensiva sin el uso de agroquímicos? Pareciera que si, el tema es cuándo; posiblemente en los próximos 6 a 10 años estemos trabajando solo con ciertos productos específicos, y en 15 años o menos quizás ya no se necesite producir con estos aliados que, para la foto de hoy, parecen imprescindibles.

Se sabe que los mercados demandan cada vez más productos con menos residuos químicos, son las sociedades más avanzadas en ese sentido las que tienen mayores exigencias y lo reclaman, pero es una tendencia que va en aumento en todas las clases sociales.

La naturaleza también nos pide que usemos menos agroquímicos; el agua, el aire y los suelos están sufriendo el uso exagerado de productos químicos (principalmente herbicidas residuales) por parte de algunos sistemas agrícolas, sobre todo en lugares con problemáticas complicadas de malezas duras y resistentes a distintos principios activos.

Conocido es, por otra parte, qué bajando la carga de agroquímicos en los planteos extensivos, las napas y la materia orgánica de los suelos se estarán beneficiando y además se permitirán corregir ciertas falencias y adversidades que en las plantas hoy se disimulan, porque la mayoría de dichas sintomatologías son solo subclínicas.

El contragolpe de la naturaleza

Hay excesos importantes de agroquímicos acumulados (carry over) en muchos suelos de la región Pampeana y en la mayoría de los suelos más productivos del mundo. Frente a los grandes cambios propuestos por eventos transgénicos exitosos para la agricultura, y sobre todo cuando los mismos se masificaron alejados de las buenas prácticas de manejo, la naturaleza contragolpeó de manera categórica e impiadosa.

El ejemplo de lo que ha venido sucediendo con las malezas resistentes al Glifosato.

El ejemplo de lo que ha venido sucediendo con las malezas resistentes al Glifosato, es lo mas parecido al juego de la Oca, con un retroceso tecnológico alarmante y un deja vu al uso de algunos principios activos que parecían ya enterrados en el arcón de los recuerdos.

No quisiera señalar solo lo negativo y me gustaría poner énfasis también en que estamos trabajando, y desde hace tiempo, con mucha conciencia en hacer los tratamientos con productos más adecuados, inofensivos y menos riesgosos para la salud y el medio ambiente; con pulverizaciones más profesionales, más efectivas y controladas.

Todos cambios favorables y positivos que el sector agropecuario en nuestro país no ha sabido difundir y comunicar al resto de la sociedad (principalmente al mundo urbano) como correspondía, para llevar más tranquilidad y transmitir menos alarma.

Así y todo, y a pesar de los méritos y mejoras explicadas, parecería que actualmente no es suficiente y vemos un cliente que exige cada vez más trazabilidad desde origen con un prolijo y controlado uso de químicos y una posición que desde la demanda de los consumidores se empieza a endurecer con el correr de los años.

Como vemos la naturaleza, la sociedad, y los mercados nos están pidiendo cambiar.

Si esto es así, cuesta entender como haremos para hacer realizar este necesario cambio….

Nuevas herramientas, nuevo paradigma

Toda una generación de técnicos, productores, aplicadores, contratistas, hemos crecido y aprendido a cultivar y a producir con herbicidas, fungicidas, defoliantes, insecticidas y demás productos de síntesis química; casi que no nos entra en la cabeza seguir produciendo, manejando los cultivos, las rotaciones y mejorando los rindes, sin el aporte y complemento de los agroquímicos.

Trébol persa utilizado cómo cultivo de servicio antecesor de maíz tardío,  para control de malezas y generar nitrógeno para el maíz.

Los cultivos de servicio sin dudas empiezan a ser una luz en este camino. Advertidos de las ventajas que brindan a la rotación y sobre todo en la lucha contra las malezas, chacareros de todo el país comenzaron a incorporarlos de manera bastante generalizada (algo parecido sucede desde hace tiempo en Brasil). Son estos cultivos de servicio, intercalados generalmente entre 2 cultivos extensivos, un manejo diferente y practico donde el productor encontró entre todas las ventajas que otorgan, una ahorrativa y eficiente manera de controlar malezas complicadas, prácticamente sin uso de químicos.

Como en su momento la Siembra Directa, arranco como un sistema de manejo para frenar la problemática de la erosión hídrica y eólica, pero que en la medida que se fue expandiendo fue encontrando mejoras y soluciones a los obstáculos que se iban presentando, hasta lograr expandirse exitosamente en mas del 80% del territorio argentino. Así la Siembra directa fue transformándose rápidamente en un practica exitosa, moderna, eficiente, ahorrativa de costos y francamente mejoradora de la calidad y conservación de los suelos, frente a las viejas maneras de producir nada conservacionistas.

Sin embargo el éxito de la siembra directa estuvo siempre muy ligado a un mayor y mejor uso de agroquímicos y fertilizantes.

¿Que otras alternativas y herramientas, además de los cultivos de cobertura o servicio, se podrán considerar para poder dar este gran salto?

Personalmente creo que nos hemos olvidado, para el caso de las malezas, que el principal competidor de un yuyo es el propio cultivo.

Una genética diferente

Los genetistas durante años han trabajado en la ganancia en rendimiento como objetivo no único, pero si principal.

Posiblemente haya llegado el momento de encarar el mejoramiento y la selección hacia plantas de crecimiento inicial más acelerado, plantas más voluminosas, con hojas más planófilas y ramificadas, para que el sombreado sobre las malezas sea mayor y desde más temprano, obviamente sin descuidar el objetivo sustancial de todo programa que debe ser el potencial de rendimiento.

Tampoco hemos trabajado tanto sobre las raíces, debemos estudiar mucho más las raices, y hacer mejoramiento para producir sistemas radicales más profundos y eficientes. Le hemos prestado más importancia a la parte aérea y los desarrollos, estudios y mejoras fueron para el tallo, hojas y órganos de reproducción, sin tanto detalle por las raíces. Creo que esta fue siempre una asignatura pendiente desde el mejoramiento vegetal.

La caja fuerte

Hoy en día contamos con mejores tecnologías para evolucionar en mejoras sustanciales sobre todo el sistema radicular.

En ese sentido la microbiología del suelo es un gran aporte y puede serlo aún mucho más.

Tenemos una caja negra ahí abajo que ahora empieza a ser explotada y analizada como corresponde. Son infinitas las posibilidades que pueden brindar, solo estamos viendo la punta del iceberg, pero la contribución de bacterias, hongos y algas al control de plagas y parasitos, a la mejora en la nutrición y el estado general de las plantas va hacer cada vez más grande.

Quizás la maravilla natural de la simbiosis que logra el Rhizobium con las raíces de soja y otras leguminosas, con esos magistrales nódulos que toman el Nitrógeno del aire y lo transforman en aminoácidos con los que llenan de proteínas a la planta de soja, sea solo el comienzo de muchas nuevas y fructíferas sociedades.

Trichoderma es otro muy buen ejemplo con todos sus aportes de un nuevo y moderno fungicida biológico.

Los insectos benéficos y otros organismos, que ya son una contribución trascendente en algunos cultivos intensivos, tienen una asignatura pendiente desde los extensivos y seguramente ampliaran y diversificaran las herramientas necesarias para controlar malezas y plagas.

La edición génica con todo su portafolio de alternativas y los endófitos que ya llegaron para quedarse también serán eslabones imprescindibles para la protección y sanidad de cultivos.

Pulverizadoras y mosquitos seguirán aplicando, pero seguramente asperjaran mucho productos biológicos, fosfitos, elicitores, algas y activadores, los cuales serán moneda corriente en esta agricultura futurista. Repito: fosfitos, elicitores y bio estimulantes tendrían que ser protagonistas estelares de las pulverizaciones del mañana.

Seguramente aparecerán en las distintas instancias productivas nuevas alternativas todavía no inventadas, pero lo cierto es que la agricultura no será la de estos días.

Sin dudas la llegada de Covid 19 es un catalizador para que se instrumenten estos nuevos cambios y para romper moldes y modelos que van quedando anticuados, desafiando a los paradigmas de la agricultura actual.

Algo es cierto, los cambios serán muchos, el futuro de la agricultura ya está en marcha, es el momento de repensar y ver cómo mejor afectan esas transformaciones los hábitos de vida actuales y seguir produciendo cada vez más y mejor porque la población sigue creciendo; pero también porque hay que producir cada vez mas sano porque así lo demandan los clientes y por el bien de las futuras generaciones.

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