jueves, 14 de septiembre de 2017

¿Cómo será la Tierra dentro de 250 millones de años?
ecologiaverde.com

¿Cómo será la Tierra dentro de 250 millones de años?


Predecir el futuro es complicado, y solo el tiempo puede dar o quitar la razón a unos u otros pronósticos. En este caso, el tiempo no es una opción. No, al menos, para nosotros, ni para los hijos de los hijos de nuestros hijos. La friolera de 250 millones de años dan para mucho, y casi se nos presentan como un futuro tan lejano que cuesta imaginar siquiera que tal momento pudiera llegar.

Pero la ciencia no conoce límites, como tampoco lo hace la imaginación humana. Y elucubrar cómo serán las cosas dentro de tantísimo tiempo tiene su encanto. Incluso su interés, habida cuenta de que en esta ocasión además se trata de un planteamiento de parte de un prestigioso experto reconocido a nivel mundial.

En concreto, se trata de las proyecciones de Chris Scotese, profesor del Departamento de Ciencias Terrestres y Planetarias de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, con las que muestra de un modo gráfico sorprendente cómo la Tierra se verá en 250 millones de años.

El resultado, tal y como muestran el vídeo y las imágenes de este post, supone la unión de las placas hasta conformar una suerte de Pangea. Es decir, según Scotese, los próximos miles o, mejor, millones de años, los cambios acontecidos en cuanto a la tectónica de placas volverán a unir a toda la superficie terrestre, como lo fue la Pangea hace 240 millones de años.

Un único supercontinente, por lo tanto, será el resultado de la evolución esperada por este experto, para cuyos cálculos ha tenido en cuenta no solo la teoría de las placas tectónicas, sino también la influencia del cambio climático.

Recordemos muy brevemente que la teoría de la tectónica de placas (la parte externa de la Tierra), estudia cómo éstas se deslizan sobre el manto. De forma lenta, imperceptible para nosotros, obviamente, pero de forma importante en tiempo geológico.

De este modo, la superficie de la Tierra cambia bien mediante la fusión de los continentes u ocasionando su separación, como puede verse en el vídeo de la simulación. Lo hace como consecuencia de estas placas movibles en las que se apoyan los continentes.

Su movimiento a distintas velocidades (se pueden mover a 30 milímetros cada año o a un ritmo mayor) hace que los continentes se desplacen, una realidad que la ciencia conoce desde hace algunos siglos. Los pronósticos, sin embargo, son todavía un aspecto sobre el que hay mucho que avanzar. Por lo tanto, esta investigación es una de las puntas de lanza de este área científica.

¿Cómo será la Tierra dentro de 250 millones de años?

Tectónica y cambio climático, factores claves

Los estudios que Scotese ha llevado a cabo durante largos años, en efecto, han ayudado a averiguar cómo la tectónica de placas y el calentamiento global pueden cambiar la apariencia de la Tierra. Unas conclusiones que se reflejan en distintos mapas animados que ha publicado a partir de los avances que va logrando su investigación.

¿Cómo será la Tierra dentro de 250 millones de años?

Scotese basa estas simulaciones, asimismo, en los movimientos de las placas tectónicas que se han producido en el pasado. De hecho, en su página web (www.scotese.com) encontraremos un sinfín de mapas suyos realizados a lo largo de sus investigaciones, en los que basa esta última simulación.

La Pangea Proxima

La más reciente de sus simulaciones (corresponde al vídeo que podemos ver al final del post) concluye que el futuro de la Tierra es convertir sus continentes en uno solo. Un fenómeno similar al de la antigua Pangea. En palabras de su autor:

"Esta animación muestra mi mejor conjetura en cuanto a cómo las placas evolucionarán en el futuro próximo y lejano (…). En 1982, como estudiante graduado, produje un conjunto de mapas futuros para un artículo en Discover Magazine (noviembre de 1982). Esta fue la primera aparición de la futura Pangea – originalmente llamada “Pangea Ultima”. Posteriormente he cambiado el nombre de este futuro supercontinente a Pangea Proxima, lo que refleja el hecho de que la tectónica de placas continuará durante varios miles de millones de años y que otras pangeas futuras son muy probables"

¿Cómo será la Tierra dentro de 250 millones de años?

Scotese explica que el evento tectónico clave que da lugar a la formación de esta NeoPangea es “el comienzo de la subducción de inmersión hacia el oeste a lo largo de las costas atlánticas de América del Norte y del Sur”.

Esta nueva zona de subducción (proceso por el que una placa se introduce bajo la otra) acaba “provocando que el Océano Atlántico deba cerrarse”, apunta. Otros acontecimientos tectónicos importantes a los que alude son “el comienzo de la subducción en el Océano Índico central, el cierre del Mediterráneo y el Mar Rojo, así como la colisión de Australia con el SE de Asia y China”


¿Cómo será la Tierra dentro de 250 millones de años?
Las conclusiones de Scotese nos llevan a una especie de punto de partida que bien pudiera ser producto de una especie de viaje en la máquina del tiempo. Pero no es así, en realidad, puesto que las circunstancias son distintas, y el cambio climático que está empezando a asomar la cabeza dentro de tantos millones de años, a buen seguro se habrá convertido en algo distinto.

¿Qué será, será?

Si echamos la mirada atrás, vemos que la noche de los tiempos no era un lugar prometedor para el ser humano. Hace 700 millones de años, por ejemplo, el ser humano no existía, y el entorno estaba congelado. Avanzando a hace 300 millones de años, los continentes estaban unidos en uno, conocido como Pangea, y hace 65 millones de años, como es bien sabido, un enorme meteorito provocó una extinción en masa que acabó con los dinosaurios, entre otras especies.

Hubo otros meteoritos antes y después, cambios climáticos y evoluciones geológicas que han acabado conformando el mundo tal y como lo conocemos ahora. El futuro, como dice la canción, es muy oscuro, aún a la luz de la ciencia. Y es que, con tanto tiempo de por medio, el foco más potente puede convertirse muy fácilmente en la tenue luz de un candil.

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