viernes, 28 de noviembre de 2014

Crisis en Sudán del Sur
fao.org
Más de 1,5 millones de personas se han visto desplazadas por la violencia en Sudán del Sur desde mediados de diciembre, incluyendo alrededor de 378 000 personas que se han refugiado en los países vecinos. La firma de un acuerdo de paz entre las partes en conflicto el pasado 9 de mayo hizo surgir la esperanza de un retorno a la estabilidad, sin embargo, la situación sigue siendo tensa, con enfrentamientos esporádicos concentrados en los estados de Unity, Alto Nilo y Jonglei.
La inseguridad alimentaria afecta a alrededor de un tercio de los sursudaneses y los últimos análisis de la Clasificación Integrada de la Fase de Seguridad Alimentaria (CIF), realizados en mayo de 2014, indican que la seguridad alimentaria se ha deteriorado a un ritmo alarmante desde el estallido del conflicto. Tres millones y medio de personas se enfrentan ahora a niveles de crisis o de emergencia de inseguridad alimentaria y el riesgo de que se produzca una hambruna más adelante este mismo año debe tomarse ya en consideración.
A pesar de las restricciones continuas al acceso a la ayuda humanitaria, la FAO está ampliando sus operaciones para cumplir con el doble desafío de responder a las necesidades urgentes provocadas por la crisis actual, sin abandonar los programas vitales de apoyo y protección de los medios de subsistencia en los estados menos afectados. Con el comienzo de la temporada de lluvias (a partir de marzo y en su momento álgido en junio), no hay tiempo para preposicionar suministros en puntos estratégicos antes de que las lluvias dejen aisladas extensas zonas del país.
Existen señales de una grave crisis de seguridad alimentaria inminente mientras las reservas de alimentos se agotan en las zonas aisladas por el conflicto y los mercados en Juba y otras ciudades ven dispararse los precios de alimentos básicos como el sorgo y se quedan sin productos esenciales como la leche en polvo o el azúcar. El abandono y el saqueo de los activos necesarios para la subsistencia, los ciclos agrícolas interrumpidos, las restricciones de acceso a las ayudas, el colapso de los mercados locales, la interrupción de los corredores suministro de productos básicos y el riesgo de una temporada de siembra perdida (marzo-julio), hacen temer que empeore la disponibilidad y que existan problemas de acceso a los alimentos lo largo de 2014 y en 2015.
En los estados más afectados (Alto Nilo, Jonglei, Unity y Equatoria Central y Oriental), la FAO se centra en la distribución de material de subsistencia de emergencia (incluyendo semillas de hortalizas y cultivos nutritivos y herramientas de bajo impacto), mientras que en los estados más tranquilos (Bahr el-Ghazal Septentrional y Occidental, Warrap y Lakes), la FAO se centrará en la protección y fomento de la producción alimentaria mejorando la disponibilidad local de semillas y materiales de siembra de calidad y facilitando la transferencia de tecnología a través de las Escuelas de campo para agricultores.
Las comunidades ribereñas, en particular las personas desplazadas internamente (PDI) que puedan hacer frente a nuevos desplazamientos debido a las inundaciones asociadas a la temporada de lluvias, se beneficiarán especialmente del suministro por la FAO de material de pesca (torzal, redes, etc) para facilitar la captura, almacenamiento y comercialización de pescado. Entre las poblaciones de desplazados internos y comunidades de acogida se promoverán los huertos urbanos y el uso de bonos para vincular a los pequeños productores de hortalizas, lácteos y pescado con las personas nutricionalmente vulnerables.
El riesgo de brotes de enfermedades del ganado se ha visto acrecentado por el conflicto, ya que la cadena del frío para el almacenamiento y distribución de vacunas ha resultado muy afectada por los saqueos y la falta de mantenimiento, y porque los movimientos no habituales de ganado conducen a la mezcla de rebaños vacunados y no vacunados. Estos desplazamientos y concentraciones inusuales de los animales suponen igualmente el riesgo de que empeoren las tensiones entre las comunidades pastoriles y agrícolas, al tiempo que hacen aumentar la preocupación por el aumento de los robos de ganado.
La FAO está distribuyendo vacunas y productos veterinarios para permitir rápidas campañas de vacunación preventivas, mientras que equipan/reequipan y capacitan a los trabajadores comunitarios de salud animal para ofrecer cuidados veterinarios básicos a los rebaños que se desplazan. Las distribuciones están en curso y la FAO asegura que las poblaciones afectadas por el conflicto tienen lo necesario para cultivar, pescar y proteger a su ganado. En virtud del Plan revisado de respuesta a la crisis de Sudán del Sur (junio-diciembre de 2014) de la ONU y sus socios, la FAO busca 108 millones de dólares EEUU para proporcionar ayuda urgente a alrededor de 3,3 millones de personas. Otras 150 000 familias reciben apoyo por medio de los recursos disponibles de la FAO.
El Programa de respuesta de la FAO ha sido posible gracias al generoso apoyo de los Gobiernos de Bélgica, Canadá, Dinamarca, Noruega, el Reino Unido, los Estados Unidos, el Fondo Fiduciario de solidaridad con África, la ayuda humanitaria de la Unión Europea (ECHO), el Fondo Humanitario Común de las Naciones Unidas y fondos adicionales de financiación no condicionada de la FAO.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Volcán entra en erupción en Cabo Verde
www.bbc.co.uk
Volcán en Cabo Verde


Un volcán entró en erupción este domingo por la mañana en el archipiélago de Cabo Verde, frente a la costa de África Occidental, según lo anunció el primer ministro José María Neves en un comunicado.

Aunque aún se desconocen detalles de la magnitud de la erupción, Neves dijo que ya se ha ordenado la evacuación de quienes residen cerca del crater en la isla de Fogo, pues las cosas podrían empeorar en las próximas horas.

Cálculos indican que unas 37.000 personas habitan en los alrededores del volcán, que hizo erupción por última vez en 1995 y causó daños menores.

El gobierno aseguró que, de ser necesario, solicitaría ayuda internacional.

La excolonia portuguesa se ubica a unos 600 kilómetros de la costa de Senegal. El pico volcánico de Fogo, rodeado de viñedos, es un destino de excursionistas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El vapor de agua de origen humano, nueva amenaza climática
por UniversoCanario/Agencias | universocanario.com
Un nuevo estudio confirma que el aumento del vapor de agua en la troposfera superior, un amplificador clave del calentamiento global, intensificará el impacto del cambio climático en las próximas décadas.
   El nuevo estudio, cuyos resultados se publican en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', es el primero en mostrar que el aumento de las concentraciones de vapor de agua en la atmósfera son el resultado directo de las actividades humanas. "El trabajo confirma que las actividades humanas han aumentado el vapor de agua en la troposfera superior", afirma Brian Soden, profesor de Ciencias Atmosféricas en la Escuela Rosenstiel de la Universidad de Miami y coautor del estudio.
   Para investigar las posibles causas de una tendencia humectante durante 30 años en la alta troposfera, una región de entre tres y siete kilómetros sobre la superficie de la Tierra, Soden, Eui-Seok Chung, de la Escuela Rosenstiel, y sus colegas midieron el vapor de agua en la troposfera superior mediante los satélites NOAA y lo compararon con las predicciones sobre la circulación de agua entre el océano y la atmósfera de los modelos climáticos para determinar si los cambios observados en el vapor de agua atmosférico podrían explicarse por causas naturales o por el hombre.
   Utilizando un conjunto de experimentos de los modelos climáticos, los científicos demostraron que el aumento de vapor de agua en la troposfera superior no se puede explicar por las fuerzas naturales, como los volcanes y los cambios en la actividad solar, pero sí por el aumento de gases de efecto invernadero, como el CO2.
   Los gases de efecto invernadero incrementan las temperaturas al atrapar el calor radiante de la Tierra dentro de la atmósfera y este calentamiento también eleva la acumulación de vapor de agua atmosférico, el gas de efecto invernadero más abundante. La humedad atmosférica atrapa el calor radiante adicional y promueve subidas de temperatura.
   Los modelos climáticos predicen que a medida que el clima se calienta por la quema de combustibles fósiles, las concentraciones de vapor de agua también se elevarán en respuesta al calentamiento. Esta humectación de la atmósfera, a su vez, absorbe más calor y eleva más la temperatura de la Tierra.

martes, 25 de noviembre de 2014

Recuperación de suelos una solución contra el cambio climático
diarioecologia.com
SOIL-diarioecologia
Este recurso no solo brinda soporte a la vida y a las funciones básicas de producción de biomasa y nutrientes; también sirve de soporte fundamental al ciclo global de carbono y, entre más alto sea su contenido de materia orgánica, es decir, entre más fértil y estable, más alta su capacidad de acumular carbono orgánico y, en consecuencia, será mayor su capacidad para estabilizar los niveles de CO2 atmosférico, ayudando a mitigar el impacto del llamado “efecto invernadero”.
Sea de uso agrícola, una reserva natural protegida o, inclusive, de áreas verdes urbanas, el suelo puede jugar un papel importante en la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI), específicamente del CO2 bajo los siguientes supuestos:
Los suelos fértiles incrementan el volúmen de masa foliar, aumentando así la capacidad de absorción vegetal de CO2 a través de la fotosíntesis.
Los suelos con alto contenido de materia orgánica tienen mayor capacidad de retención y almacenamiento del carbono orgánico que se da como resultado de este intercambio.
Si bien el suelo es el Segundo reservorio de materia orgánica en importancia del planeta, después de los océanos, la deforestación, mecanización y las prácticas tradicionales han descuidado su mantenimiento y fomentado su desgaste descontrolado, eliminando paulatinamente su contenido de materia orgánica y, en consecuencia, reduciendo la capacidad de procesamiento de dióxido de carbono (CO2), así como la estabilidad de su estructura. Lo anterior, sumado al cambio en los patrones de precipitación, han acelerado el proceso de erosión, degradación y desertificación, generando desde el suelo, una emisión adicional de carbono a la atmósfera en forma de CO2.
Pero combatir la erosión y la desertificación con herramientas naturales es posible, siempre y cuando comencemos cuanto antes restituyendo la materia orgánica y la bio diversidad y, repoblando el suelo con microorganismos benéficos y secuestradores de CO2 que al mismo tiempo le devuelvan la fertilidad y estructura que, por naturaleza, debe tener.

martes, 18 de noviembre de 2014

Bosques que salvan, bosques que matan

Las minorías indígenas luchan por sus bosques frente a la tala ilegal y las madereras

La certificación puede ser garante de sus derechos, pero hay mucho trabajo por hacer

 Madrid | elpais.com
En un sofisticado hotel de cristal y acero a orillas del Guadalquivir, entre un mar de corbatas, trajes de chaqueta y ordenadores portátiles, el pastor masai Adam Ole Mwarabu parece recién sacado de una máquina del tiempo. Ataviado con un par de túnicas de rayas moradas, rojas y negras que le cubren casi hasta los pies, varios collares de cuentas de colores y una enorme dilatación en el lóbulo de su oreja derecha, el señor Mwarabu no se siente, sin embargo, extraño en ese ambiente tan aséptico. Él está acostumbrado a moverse en tales contextos. Porque este ganadero originario de Tanzania es uno de los miembros fundadores del Comité Permanente de Pueblos Indígenas de FSC (Forest Stewardship Council en inglés), una de las dos grandes organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan para conseguir una gestión sostenible de los bosques que quedan en el mundo.
Desde FSC saben que la deforestación es un fenómeno casi imparable: la Tierra solo dispone de 900 millones de hectáreas de bosques tropicales y ecuatoriales, el equivalente al tamaño de Estados Unidos, y ha perdido el 7% de ellos en los últimos 20 años debido al desarrollo industrial y urbano, la minería y la tala ilegal. Estas actividades amenazan con acabar con los árboles, importantes porqueretienen hasta el 45% del dióxido de carbono —el principal gas de efecto invernadero— que hay en el mundo y lo convierten en oxígeno. También porque previenen la desertificación y porque albergan una gran biodiversidad. Por otra parte, las previsiones de WWF apuntan a que la demanda mundial de madera se habrá triplicado para 2050, año en el que se habrán perdido 2,3 millones de kilómetros cuadrados de bosque, una superficie mayor que todo México. El reto de este tipo de organizaciones para detener este proceso va dando sus frutos, aunque muy despacio: en 2012, ya habían certificado más de 150 millones de hectáreas en 80 países.FSC celebró su Asamblea General de 2014 en Sevilla a principios de septiembre, a la que acudieron 600 socios para celebrar los 20 años de vida de la entidad. Entre ellos, el señor Mwarabu y una abultada representación de nativos venidos de los cuatro continentes: maoríes de Nueva Zelanda, mapuches de la Amazonia y hezhens de Siberia, entre otros, acudieron con la intención de reclamar que se respeten los derechos de las minorías étnicas.
¿Por qué la mayor organización en defensa de la explotación sostenible de los bosques cuenta con un comité indígena? Ellos saben mejor que nadie cómo hacerlo porque han vivido de ellos durante generaciones. Los datos hablan por sí solos: Existen unos 370 millones de nativos, un 5% de la población mundial; la vida de 60 millones de ellos depende absolutamente de los bosques en los que viven. Y es más: un 40% de las masas forestales primigenias que quedan en el planeta están en manos de estos pueblos. Son, por tanto, cómplices fundamentales para cualquiera que busque frenar la deforestación y conservar las grandes áreas verdes que aún quedan en la Tierra. "Nos prestan servicios fundamentales que no estamos retribuyendo, por eso se está empezando a hablar de que sus propietarios son un activo fundamental para la conservación y deben ser retribuidos de alguna manera para que sigan existiendo. Si no, los acabarán sustituyendo por algo que les dé un beneficio", afirma Gonzalo Anguita, director general de FSC España.
El recién creado Comité —se han reunido solo cuatro veces— busca dar voz en esta mega organización a estas minorías, víctimas de todas las consecuencias que trae consigo la tala ilegal: "desde la provisión de agua hasta la deforestación, pasando por la ausencia de animales para cazar o pescar, problemas de salud, esclavitud laboral, explotación infantil...", enumera Pina Gervassi, directora general de FSC en América Latina y El Caribe, una región que cuenta con 14 millones de hectáreas certificadas de las que dos y media están exclusivamente en manos de estas minorías.
La pregunta es cómo compatibilizar la vida de los nativos con la comercialización de los productos forestales, que es algo de lo que también podrían beneficiarse ellos mismos si se hace correctamente. Pese a la importancia de estos pueblos, durante cientos de años han sido marginados, se les ha desposeído de sus tierras y hasta han perdido la vida cuando trataban de defenderlas. El último caso ocurrió el pasado 1 de septiembre, cuando cuatro ciudadanos de la etnia asháninca fueron asesinados en la frontera de la selva amazónica entre Perú con Brasil. Uno de ellos había denunciado con pruebas la tala ilegal de madera en su comunidad.
La mayoría de estos pueblos tienen derechos consuetudinarios sobre las tierras, pero solo unos pocos han conseguido que se les reconozca la titularidad. Tan solo en América Latina existen unos 200 conflictos abiertos por actividades derivadas de la minería o la extracción de hidrocarburos, según el último informe sobre la situación de los pueblos indígenas presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) durante la Asamblea Mundial Indígena, celebrada los días 22 y 23 de septiembre en Nueva York.
Sobre este tipo de conflictos se hizo hincapié en la Asamblea de Sevilla. Una de las principales quejas que se escuchó es que FSC sigue certificando bosques pese a estar en zonas en disputa, como ocurrió en 2011 cuando 700 soldados obligaron a unos 3.500 nativos a abandonar sus tierras para hacer plantaciones que posteriormente fueron certificadas por esta organización, según denunció Bill Barclay, director de investigación de la ONG Rainforest Action Network. "En Chile se están haciendo certificaciones en áreas que están en conflicto y eso es un error; una zona en conflicto con los pueblos originarios debería dejarse al margen, no se puede ir a certificar", denunció Luis Astorga, de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo de Chile.
Este problema se repite en el resto de continentes. "De lo que teníamos, ya no nos queda nada. A lo largo de los años se fueron llevando nuestras tierras mostrando unas escrituras. Fueron muy listos. Esas tierras eran nuestras", reclamó Mwarabu ante un nutrido auditorio. Mwarabu es miembro de la comunidad masai Parakuiyo, una minoría de Tanzania formada por entre 100.000 y 300.000 personas cuya economía se sustenta en el pastoreo.

Reglas que no encajan

El objetivo de FSC es garantizar que los bosques son explotados de manera sostenible, pero para demostrar a un consumidor del mundo rico que la madera del mueble que está comprando se ha obtenido mediante buenas prácticas ambientales y sociales, el material debe completar un proceso difícil y costoso que implica que ninguno de los intermediarios que manejan la materia prima, desde que se coge en el bosque hasta que llega a la tienda, viola esos criterios de sostenibilidad ambiental. En la jerga se conoce como cadena de custodia y en ningún caso debe romperse. "Estas medidas tienen unos costes, así que cuando se vende esa madera, el producto tiene normalmente mayor precio. Lo vendo más caro y esto incentiva toda la cadena pero sobre todo al propietario forestal, al dueño. Esto es vital porque, si no, los productos forestales pierden su valor. Es fundamental poner en valor los productos forestales", indica Anguita.
Los beneficios, sin embargo, no siempre llegan a las comunidades, según denunciaron en la Asamblea General de FSC. Uno de los factores que limitan la certificación de bosques manejados por comunidades indígenas es la excesiva y rígida carga de condiciones de los actuales estándares de certificación, diseñados para empresas forestales medianas y grandes, pero que no se adecuan a las condiciones en las que se desarrolla la actividad indígena. “Cuando empezamos a hablar de manejo forestal, nos encontramos con que había que hacer un plan de acuerdo con las normas de la autoridad forestal del país, y resulta que esas normas estaban muy alejadas de la realidad de las comunidades nativas”, denunció en la Asamblea Yolanda Ramírez, de la Asociación para la investigación y desarrollo integral de Perú, Aider. "Así se hace muy difícil luchar contra madereros ilegales que ofrecen dinero contante y sonante sin hacer ningún trámite. Las comunidades se comprometieron con FSC, pero ahora, cuando quieren comerciar con su madera, se les paga menos. Y se les confisca si les falta un papelito o si este se les mojó en el río. O les ponen multas… Todo eso tiene un coste económico y dificulta que se pueda avanzar", completó.
Además de los estándares inadecuados, el sistema FSC en general no brinda condiciones que permitan facilitar el acceso a la certificación de las comunidades. "Para la sociedad, certificar es muy caro, no se ha pensado lo suficiente en mecanismos de financiación para la sociedad", denunció Herri Djombo, ministro de Economía y Desarrollo Sostenible de Congo. "Los indígenas necesitamos tener nuestros propios estándares. Los certificados sirven a las empresas madereras, pero a nosotros no nos favorece, es un mercado, un negocio", criticó Diego Escobar Guzman, del pueblo indígena paratapuyo, en la Amazonia colombiana.
Ante este problema, se aprobó en Sevilla una moción para que FSC desarrolle un nuevo enfoque de certificación que responda a las necesidades y condiciones de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales. El nuevo enfoque debe mejorar el impacto del FSC en la reducción de la deforestación y la degradación de los bosques tropicales y aportar beneficios que permitan reducir la pobreza de las poblaciones que dependen de los recursos del bosque para su supervivencia.

Decálogo de un bosque sostenible, según FSC

1. Que su gestión se haga de acuerdo a las leyes en vigor.
2. Que la propiedad del bosque esté conforme a derecho.
3. Que los derechos de los pueblos indígenas de la zona, si los hubiera, sean considerados y respetados.
4. Que la gestión del bosque tenga en cuenta los derechos y el bienestar de los trabajadores de la explotación.
5. Que la gestión forestal ha de ser integral, de forma a aprovechar todos los recursos del bosque y reducir al mínimo la producción de residuos.
6. El impacto de la explotación del bosque sobre el paisaje, la biodiversidad y los recursos hídricos de la zona deben ser los menores posibles.
7. El bosque debe ser gestionado con un plan a largo plazo.
8. Todo este proceso debe ser controlado de principio a fin.
9. Los bosques que tengan un especial valor de conservación deben ser considerados como tal a la hora de su explotación económica.
10. Los bosques cultivados deben ser gestionados de la misma forma que los silvestres.
Uno de los grandes interrogantes es cómo ajustar los planes de manejo forestal a la idiosincrasia de las minorías. "Una comunidad ve al bosque como un medio de vida, no como una actividad forestal", explica Gervassi, quien insiste en que la perspectiva debe ser más global: "Debemos hablar de planes de vida, y eso significa buscar la manera de compatibilizar todo lo que ellos hacen, desde sus rituales —porque el bosque tiene un significado religioso—, hasta su subsistencia, porque el bosque es su fuente de alimentos, hasta sus ingresos económicos".
Pese a las críticas, en FSC están convencidos de que, a la larga, las comunidades indígenas salen beneficiadas al adherirse al trabajo de certificación de bosques y que esta puede ser la herramienta que les sirva para proteger sus derechos e intereses. "Desde garantizar su territorio hasta asegurar que tienen mejores condiciones de vida y no se van a ver afectados por la criminalidad o la esclavitud, hasta mejorar sus ingresos económicos" sostiene Gervassi. Aún así, esta reconoce que el acercamiento y la implementación de sistemas que permitan a las comunidades preservar sus bosques respetando sus costumbres es un reto muy grande: "Queremos llegar a ellas para que entiendan la importancia de participar en una gestión sostenible de los bosques, y eso lleva su tiempo"

lunes, 17 de noviembre de 2014

Crean bacterias que producen combustible renovable
abc.es

Investigadores británicos han desarrollado un proceso que permite conseguir gas propano, que ya usan toda clase de vehículos e infraestructuras, mediante un cambio en el proceso de reproducción de un microorganismo.

Un proyecto de investigación británico ha conseguido desarrollar un proceso que convierte a una colonia de bacterias en excretoras de propano. Este gas, que normalmente se extrae del refinado del petróleo y el gas natural, ya es un combustible con toda clase de aplicaciones: desde hornillos de camping a automóviles.
Los científicos responsables del trabajo, del Imperial College de Londres, han encontrado la manera de alterar la forma en la que se reproduce la bacteria E. Coli. Y que, en vez de formar membranas celulares, los ácidos grasos que iban a formarlas acaben transformados en propano. «Aunque es una investigación en una etapa muy temprana, nuestro prototipo ofrece un método para la producción renovable de un combustible que hasta ahora solo se podía obtener de las reservas de hidrocarburos», asegura Patrik Jones, líder de la investigación.
«Aunque de momento hemos producido muy poca cantidad de combustible, éste está listo desde el primer momento para utilizarse en un motor», explica el investigador. «Esto abre la puerta a una futura producción sostenible de combustible renovable que al principio podría complementar y después reemplazar los combustibles fósiles como el diesel, la gasolina, el gas natural o el combustible aeronáutico».

Energía solar

De momento, según explican los científicos responsables del trabajo, su sistema produce mil veces menos combustible del que sería necesario para conseguir un procedimiento viable. «De momento ni siquiera comprendemos exactamente cómo se forman las moléculas de combustible», aclara Jones. «Así que vamos intentar descubrir cómo se desarrolla el proceso en detalle. Espero que en los próximos cinco o diez años podamos conseguir algo comercialmente viable y que nos ayude a lidiar con nuestras demandas de energía».
Además de indagar en el proceso que han descubierto, los investigadores quieren crear un organismo sintético fotosintético –que aprovecha la luz del sol como fuente de energía– capaz de hacer el ciclo completo de forma autosuficiente. De esta forma, la propia energía solar permitiría crear combustible de forma eficiente. Y aunque no ayudaría a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, tampoco debería aumentarlas.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Convertir el CO2 en rocas una alternativa ante el calentamiento global
diarioecologia.com
La incertidumbre que vivimos acerca del medio ambiente está haciendo que los científicos se afanen en buscar nuevas fuentes de energía alternativas y medios de evitar el deterioro de aquél. Casi todos los días asistimos a alguna noticia relativa a nuevos experimentos en ese sentido. El problema se plantea cuando el hombre cae en ese error tan frecuente en él de creerse Dios y trata de alterar el curso normal de la naturaleza.
Viene esto a cuento porque vamos a hablar de la Geoingeniería, una nueva disciplina que hasta hace bien poco pertenecía a la ciencia ficción por las ideas que plantea. Su objetivo esencial es el de modificar los perjuicios que el clima viene produciendo -propósito muy loable- mediante obras de ingeniería gigantescas que no se le hubiesen ocurrido al mismísimo Julio Verne.
La iniciativa, denominada Carb-fix, es un método de captura y almacenamiento de carbono. Este procedimiento normalmente implica introducir el CO2 en reservas profundas de agua salada, donde las altas presiones mantienen el gas disuelto y atrapado bajo tierra. Para los responsables del proyecto, esta suerte de almacenamiento mineral es una “apuesta segura” ya que la probabilidades de que se produzcan escapes son menores.
Entre nubes de vapor en la periferia de un volcán en Islandia, un equipo internacional de científicos comenzará a bombear agua carbonatada en un pozo profundo a fin de lograr una reacción en la que el dióxido de carbono quede atrapado para siempre.
La descomposición química del CO2 —el principal gas de efecto invernadero al que se atribuye el calentamiento global— constituye un tipo de alquimia del siglo XXI sobre la que investigadores y gobiernos fincan esperanzas para desacelerar o detener el cambio climático.
Los investigadores estadounidenses e islandeses que idearon el experimento “CarbFix” aprovecharán una propiedad de la roca basáltica sobre la que se asienta el 90% de Islandia: es un material muy reactivo cuyo calcio, al combinarse con la solución de dióxido de carbono, se transformará en piedra caliza, inocua y estable.
Los investigadores advirtieron que la prueba que efectuarán en los próximos seis a 12 meses podría no satisfacer las expectativas y que el experimento CarbFix no redundará en los próximos años en una “corrección” del cambio climático.
De hecho, uno de los objetivos del proyecto, cuyos principales patrocinadores son una empresa de servicios públicos propiedad de la ciudad de Reykjavik así como universidades islandesas y estadounidenses, es la capacitación de científicos jóvenes para los próximos años de trabajo e investigación.
El supervisor científico del experimento CarbFix —el hombre al que se acredita la acuñación del término “calentamiento global” hace cuatro décadas— afirma que el desdén inicial del mundo ante las primeras advertencias sobre las emisiones de gases de efecto invernadero ha llevado a los científicos a proponer ideas drásticas.
“Sea que lo hagamos en los próximos 50 años, o los 50 años subsiguientes, necesitaremos almacenar el dióxido de carbono”, dijo Wallace S. Broecker, de la Universidad de Columbia, en entrevista en Nueva York.
El mundo ha emprendido el almacenamiento de dióxido de carbono, aunque sea de manera parcial. Por ejemplo, el dióxido de carbono como subproducto de la extracción de gas natural en Noruega es bombeado hacia un reservorio de arena debajo del Mar del Norte.
Sin embargo, algunos sectores han expresado preocupación de que ese gas confinado pueda escaparse algún día, lo cual no ocurriría con el dióxido de carbono convertido en piedra.
La reacción química experimental tendrá como escenario el subsuelo en un paisaje impresionante de esta región, 29 kilómetros (18 millas) al sur de Reykjavik, la capital de Islandia.
La empresa Reykjavik Energy administra una central eléctrica geotérmica de cinco años de antigüedad en un páramo cubierto de musgo que se asemeja a olas de mar en los alrededores de unas colinas volcánicas, donde la anterior erupción ocurrió hace 2,000 años.
La planta, que es enorme, funciona con el vapor supercaliente que extrae del subsuelo mediante 30 pozos, pero ese vapor viene cargado de dióxido de carbono y ácido sulfhídrico.
Con el experimento CarbFix, primero se separarán ambos gases y el CO2 será enviado en una tubería de tres kilómetros hasta un pozo, donde se combinará con el agua carbonatada que se bombeará desde otra parte.
El agua carbonatada se inyectará al pozo, donde la presión del bombeo disolverá por completo las burbujas de CO2 a 500 metros de profundidad y se convertirá en ácido carbónico.
“Este ácido es muy corrosivo y comenzará a atacar las rocas (basálticas)”, explicó el geólogo Sigurdur Reynir Gislason, de la Universidad de Islandia, y científico jefe del experimento CarbFix.
La roca basáltica —flujos de lava en la antigüedad— es porosa y puede absorber hasta 30% de agua respecto de su volumen. El ácido carbónico penetrará por los poros y con el tiempo reaccionará con el calcio del basalto y se transformará en carbonato de calcio o piedra caliza.
Lo que hacen quienes idearon CarbFix es acelerar de una manera radical un proceso natural llamado meteorización, en el que el ácido carbónico en cantidades muy diluidas en el agua de lluvia transforma los minerales en las rocas durante el tiempo pero en plazos geológicos.
El equipo de CarbFix, que comenzó sus trabajos en 2007, tuvo que superar desafíos de ingeniería, en particular en la inventiva para el diseño y funcionamiento de la planta separadora de gases. El equipo ha emprendido el trámite en Estados Unidos e Islanda de las patentes de la planta y la técnica de inyección hacia el pozo.
El equipo pretende inyectar 2.000 toneladas de dióxido de carbono en un periodo de seis a 12 meses y después observar cómo se propaga la solución con elementos rastreadores y la vigilancia de los pozos. El equipo tiene previsto hacer una perforación en la roca para efectuar un muestreo.
“Se necesitará tiempo y años para probar la eficacia con que se propagó (la disolución)”, dijo Bergur Sigfusson, de Reykjavik Energy, administrador técnico de proyectos, mientras explicaba paso a paso el proceso a dos periodistas de The Associated Press sobre el ondulante terreno verde al pie del volcán Hengill.
La mayor preocupación del equipo es que ocurra demasiado rápido la “mineralización” del carbono.
“Si la reacción es muy rápida, se obstruirá el sistema”, explicó Sigfusson. La formación veloz de carbonato de calcio obstruirá los diversos cursos que seguiría la disolución mientras se extiende por el basalto.
Si funciona a gran escala, dicen los científicos, la mineralización del carbono tiene un potencial ilimitado, debido a que los yacimientos basálticos enormes son comunes en Siberia, India, Brasil y otras partes.
En el subsuelo del noroeste de Estados Unidos existe un depósito, donde el Laboratorio Nacional del Pacífico en el Noroeste tiene previsto realizar un experimento similar al CarbFix.
Así pues, el desafío de largo plazo será la captura del dióxido de carbono y la construcción de la infraestructura para depositarlo en los lugares correctos.
A un nivel básico, el proceso de CarbFix serviría cuando menos para que las plantas geotérmicas en el mundo neutralicen sus emisiones de dióxido de carbono.
A otro nivel, “las centrales de electricidad que funcionan con hulla podrían instalarse donde se encuentren los yacimientos de basalto”, dijo Gislason. Las emisiones de dióxido de carbono de esas plantas podrían quedar capturadas de manera permanente como piedra en lugar de almacenarlas como gas en cavidades subterráneas que es la idea que prevalece en la actualidad.