domingo, 29 de septiembre de 2013


Desde el año pasado cierran más empresas de las que se abren

Por primera vez en la década kirchnerista, la cantidad de empresas se redujo. “El ciclo expansivo terminó”, dicen los entendidos.

Por DAMIÁN KANTOR  | CLARIN 


Aunque la tendencia comenzó a insinuarse en 2009 como resultado de la crisis internacional, en 2012 y por primera vez en la década del ciclo kirchnerista, se registraron más cierres que aperturas de empresas. Según el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial, una estadística que elabora el Ministerio de Trabajo y que publicó la consultora del economista Orlando Ferreres, el año pasado quebraron 56.108 firmas y surgieron 55.394 nuevas, lo cual arroja un saldo negativo de 714. Igual, de 2003 a la fecha, el parque instalado de empresas creció un 50%, al pasar de 402.815 a las 602.989 en ese lapso.

Aunque con matices, economistas y expertos en demografía empresarial no se mostraron sorprendidos por el dato. La creación de empresas “está muy atada al ciclo económico”, resumió Dante Sica, director de la consultora abeceb, en sintonía con la evaluación que hace Marina Dal Poggetto, del estudio Bein: “Es la misma dinámica –puntualiza– que se observa en la coyuntura, con menor creación de empleo y bajo crecimiento”. En este escenario, los entendidos creen que la tendencia para el corto y mediano plazo continuará siendo desfavorable, pero descartan un escenario dramático.
Todas las consideraciones se ajustan al informe de la cartera laboral (ver infografía), elaborado en base a datos de distintos organismos públicos, entre ellos la AFIP y la ANSeS. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007, exhibe los mejores balances demográficos empresariales, es decir, fue el ciclo con mayor ritmo emprendedor y el de menores cierres. En este sentido, 2004 puede considerarse el mejor año, al presentar un saldo favorable de 59.242 empresas nuevas, lo que representa un crecimiento neto del 14,7% con respecto al año anterior.
Los economistas descubrieron en la demografía empresaria un termómetro para pulsar la marcha de la economía y su salud. Las buenas expectativas favorecen la creación de empresas y, además, permiten su consolidación. La destrucción de empresas, en estos contextos, existe, pero en forma más atenuada. Dante Sica recuerda que tras la salida de la convertibilidad y la crisis de 2002, el país creció sostenidamente, como “parte de la recuperación de la actividad y con las oportunidades de negocio muy abiertas”.
Un período que contrasta con la última mitad de la década del 90. Al respecto, Hugo Kantis, investigador de la UNGS (Universidad Nacional General Sarmiento), dice que durante la última recesión, es decir entre 1998 y 2002, “el stock de empresas se redujo de 383.000 a 337.000”. Así, en ese lapso, la tasa de mortalidad fue del 3%, alcanzando en 2002 un pico de 4,8%. Tras la crisis y hasta 2008, el parque empresarial pasó de aquellas 337.000 a 453.000, lo que representó un crecimiento del 34,4%.
Aquellos años, con el PBI subiendo a tasas chinas, fueron los mejores en materia de creación neta de empresas. En 2003, por caso, se sumaron al stock 26.052; en 2004, 59.242; en 2005, 37.235; en 2006, 34.235; en 2007, 26.926; y en 2008, 22.139. Desde ese año y como consecuencia de la crisis internacional, la suba continuó pero en forma mucho más moderada: en 2009 fueron 4.659; en 2010, 6.346; y en 2011, 9.522. El ciclo de expansión comenzó a revertirse.
“A partir de 2008, aumentaron las regulaciones, la presión tributaria y el ambiente de negocios se enrareció”, resume Fausto Spotorno, del estudio de Orlando Ferreres. “¿Las perspectivas? No son las mejores y esto se irá profundizando”, dijo. Dal Poggetto es menos tajante y pronostica “una dinámica neutra”, es decir, con un nivel más parejo entre aperturas y cierres.
Esta economista, sin embargo, recalca una mayor dificultad para los emprendedores producto de las distorsiones en la economía, sobre todo la inflación, con respecto a los que tienen un empleo en blanco: “Hoy está mejor un asalariado que un cuentapropista”, definió Dal Poggetto. Sobre este punto, Silvia de Torres Carbonell, del IAE, hace la distinción entre emprendedores por “oportunidad” y por “necesidad”. No es lo mismo, dice, un desempleado que abre un comercio que el que se arriesga en busca de una buena tasa de rentabilidad. Así las cosas, la mayor creación de empresas no siempre es una buena noticia (ver El lado oculto ...).
“El problema no es que mueran empresas, sino que nazcan pocas”, completa el economista Dante Sica. La baja natalidad de empresas en el país, para el director de abeceb, tiene que ver con la falta de apoyo y estructuras de fomento al sistema emprendedor, con una economía con “más restricciones y más limitaciones al financiamiento”. Y recomienda prestar especial atención a las empresas jóvenes, de entre 1 y 3 años, más que a las nuevas. “En todo los países, la mayor tasa de mortalidad se da en los primeros años de vida”, dijo.
Sobre este punto, la mortalidad de empresas jóvenes comenzó a verificarse en 2009, en una tendencia que parece profundizarse. En 2008, según la estadística del Ministerio de Trabajo, había 154.165 empresas de hasta 3 años. El año pasado, sólo se contabilizaban 120.260. Las luces amarillas ya están encendidas.

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