martes, 1 de noviembre de 2016

PANAMÁ

Indígenas aprenden a pilotar drones para frenar deforestación
panamaamerica.com.pa

Durante el programa, los jóvenes indígenas aprendieron a hacer mapas, a interpretarlos, a leer señales de satélites, a montar y desarmar drones.



Madugandí (ACAN-EFE) Medio centenar de indígenas panameños han aprendido a pilotar drones en los últimos meses gracias un programa impulsado por la ONU que tiene como objetivo frenar la deforestación, uno de los males medioambientales que más aqueja a Panamá.

"Los drones les ayudan a hacer inventarios de los recursos forestales, a identificar las zonas en las que están teniendo lugar invasiones de colonos (expresión con la que se denomina a las personas que viven en las comarcas a pesar de nos ser indígenas), a detectar las talas ilegales y el abuso de la ganadería", explicó a Acan-Efe el oficial forestal de la FAO Lucio Santos.

Santos lidera un programa piloto que se ha desarrollado en Panamá, con un coste aproximado de 200.000 dólares y que pretende extenderse a los demás países de Mesoamérica.

Durante el programa, los jóvenes indígenas aprendieron a hacer mapas, a interpretarlos, a leer señales de satélites, a montar y desarmar drones y a programar su vuelo, indicó el técnico forestal.

"La idea es que estos jóvenes les vayan transmitiendo este conocimiento a sus comunidades porque la falta de bosques pone en riesgo su seguridad alimentaria, su vivienda y su supervivencia", apuntó.

El Ministerio de Ambiente calcula que cada año se pierden por la deforestación 11.415 hectáreas en Panamá, un país donde los bosques ocupan el 60 % del territorio y se encuentran en su mayoría en tierras indígenas.

"Los bosques tienen un sentido espiritual para nosotros. Los llamamos hermanos porque nos protegen frente al sol y la lluvia, porque nos dan alimentos y porque nos proporcionan medicinas para que nuestros hijos no se enfermen", reconoció el cacique de la Comarca de Madugandí, Otilio Matos, durante una visita de Acan-Efe a la comunidad de Akua Yala.

"Lo más difícil es el aterrizaje porque hay que tener en cuenta la velocidad del tiempo, del dron y el espacio donde quieres aterrizar", admitió Eliseo Quintero, un joven de la comarca Ngäbe-Buglé, que recibió la formación de FAO.

La provincia selvática de Darién, en la frontera con Colombia, y la comarca indígena Ngabé Buglé, en el Caribe panameño, son las más afectadas por la deforestación.