jueves, 16 de julio de 2015

La deforestación tropical podría perturbar la lluvia globalmente
Rhett A. Butler | Traducción de Rebekah Dawes | es.mongabay.com

La destrucción del bosque pluvioso en los trópicos podría perturbar a los granjeros en Europa y EEUU. 


Rainforest in Sabah, Malaysia
                                                  Selva en Sabah, Malasia. Fotografía de Rhett Butler 

Un estudio publicado hoy en Nature Climate Change concluye que la deforestación a gran escala en los trópicos podría provocar cambios extendidos y significativos de la distribución de la lluvia y la temperatura, lo cual afectaría potencialmente a la agricultura cercana y lejana del lugar donde está sucediendo la pérdida del bosque. 

La investigación, escrita por Deborah Lawrence y Karen Vandecar de la Universidad de Virginia, se centra en un análisis de numerosos estudios que consideraron y demostraron los efectos de la tala del bosque tropical en distintos lugares y a varias escalas. Se descubrió que, en general, la lluvia no disminuye a causa de la deforestación, sino que cambian sus patrones de conducta. Si la deforestación llegara a ciertos umbrales, las zonas que ahora se aprovechan de la lluvia podrían quedar privadas de esta, mientras que otras tendrían más lluvia. 

En un escenario de deforestación extrema, la desaparición de la Amazonía disminuiría la cantidad de lluvia en el medio oeste, noroeste y el sur de América durante las temporadas de cultivo, mientras que la lluvia invernal aumentaría a lo largo de la costa este. La deforestación completa de África Central también afectaría el corazón de América además del Golfo de México, el noroeste de América, Ucrania, y el sur de Europa, pero aumentaría la lluvia en China, el oeste de Asia y la península árabe. La pérdida completa de los bosques en el suroeste de Asia afectaría a la lluvia en China e India. 


“La deforestación tropical da un revés al clima y a los granjeros” dice Lawrence, la autora principal del estudio en una declaración. “La mayoría de la gente debería saber que el cambio climático es un problema global peligroso, causado por las emisiones de carbono a la atmósfera. Pero resulta que la eliminación de los bosques cambia la humedad y el flujo de aire, lo cual provoca alteraciones (de la fluctuación de los patrones de conducta de la lluvia a las subidas de temperatura) que son igual de peligrosas y pasan inmediatamente. Los efectos van más allá de los trópicos: la lluvia podría aumentar en el Reino Unido y Hawai y disminuir en el medio oeste y el sur de Francia”. 

Los efectos locales son considerables también. Talar el 40% de la Amazonía podría desencadenar cambios estacionales por el movimiento de la zona de convergencia intertropical (ZCIT) - un cinto que rodea el planeta e impulsa los patrones actuales de lluvia - hasta los polos, lo cual aumentaría hasta un quinto el secamiento de la Cuenca del Amazonas durante la estación seca. Como resultado, las cosechas de soja y la productividad de reses en el Amazonas podrían descender precipitadamente. Con menos lluvia durante las épocas más secas del año, aumentarían las extinciones y el riesgo de fuego, y se emitiría más carbono al ambiente. Se prevé que los efectos se extiendan a la cuenca del Río de la Plata, el sustento de Sudamérica. 

El artículo dice que investigaciones muestran que ya se sienten algunos de los efectos de la pérdida del bosque. 

“La estacionalidad de la lluvia ha cambiado debido a la deforestación en Brasil. Las estaciones meteorológicas en Rondônia, Brasil, indican que en las zonas deforestadas, la estación lluviosa se ha retrasado unos once días, mientras que no se nota ningún cambio en las zonas de bosque durante los últimos 30 años,” dicen los autores. 

Sin embargo, Lawrence y Vandecar reconocen que queda una duda considerable de los impactos hasta ahora y en las predicciones para el futuro, sobre todo en África y Asia. 

“La cantidad de lluvia en Borneo ha descendido desde los años 50, y disminución es más fuerte desde los años 80, cuando la deforestación intensificó,” dicen. “Sin embargo, al mismo tiempo que la isla perdía el 50 % de su bosque, una deceleración de la circulación de Walker redujo la lluvia en la región. Así, mientras que puede que la deforestación haya contribuido a esa escasez de lluvia. Hacen falta más investigaciones para demostrar el efecto”. 

“Hay incluso menos investigaciones que registren los cambios de precipitación en África”.

               Deforestación para la producción del aceite de palma en Borneo. Foto cortesía de Rhett A. Butler. 

Los puntos de inflexión en la pérdida del bosque son incluso más confusos, especialmente en el sureste de Asia donde las zonas boscosas están dispersas por las islas en lugar de crecer en grandes bloques como en las cuencas del Amazonas y el Congo. Puede que algunos lugares sean incluso más sensibles debido al papel que pueden tener los bosques al llevar la humedad atmosférica del océano hasta el interior. La pérdida de bosques costeros cortar esta cadena y secar las zonas interiores. 

A pesar de la incertidumbre de los modelos, los autores dicen que los granjeros tienen mucho de lo que preocuparse si continúa la deforestación sin cesar. Además de los cambios de la lluvia, la deforestación tropical aumenta la temperatura media, algo que afectará particularmente el sector agrícola y a los legisladores. 

“Se suele decir que los bosques tropicales son “los pulmones de la tierra”, pero son más como glándulas sudoríparas”, dijo Lawrence. “Emiten mucha humedad que ayuda refrescar el planeta. Cuando se destruyen los bosques, este uso se pierde, o incluso se invierte”. 

Lawrence afirmó después que los cambios climáticos potenciales que provienen de la deforestación son “un asunto importante” para la humanidad. 

“Durante los siglos recientes, la temperatura global media nunca ha cambiado más de un grado. Cuando aumente más de un grado - hasta 1,5 grados o más - habrá condiciones muy diferentes a las que ha experimentado hasta ahora la humanidad”, dijo. “Mientras que finalmente, puede que los granjeros se adapten a los cambios en las estaciones, es difícil, si no imposible, que se adapten al aumento de inundaciones o tierras muy secas”. 



La tasa de deforestación sigue siendo alta en los trópicos. Más de un millón hectáreas de bosque tropical se perdió entre 2001 y 2012, según datos publicados el año pasado por investigadores de la Universidad de Maryland, dirigidos por Matt Hansen. Cuatro países - Brasil, Indonesia, la República Democrática del Congo y Malasia - representaban tres quintas partes de la pérdida. 



CITA: Deborah Lawrence and Karen Vandecar.