martes, 7 de octubre de 2014

Argentina elaboró el primer alimento del mundo que permite ver la trazabilidad
treslineas.com.ar
El cambio que poco a poco se viene generando en el comercio mundial de alimentos de la mano de una mayor inocuidad y el cuidado del medio ambiente, marca la necesidad de incrementar la competitividad tecnológica como meta para hacer frente a una demanda más que exigente.
Es así que la Argentina avanza por ese camino al elaborar el primer producto agrícola trazable desde la semilla a la góndola. Ahora el consumidor podrá fácilmente ver todo el proceso, gracias a la incorporación del código de barras aplicada en la telefonía móvil.
Cada vez más, cadenas de supermercados le brindan a sus clientes el origen de los alimentos que luego llevaran a la boca. Y si bien se trata de un nicho, éste en poco tiempo dejará de serlo para convertirse en un requisito indispensable a la hora de hablar de calidad.
La posibilidad de brindar la trazabilidad de un alimento le permite al importador tener mejores chances a la hora de colocar su mercadería y por ende será beneficiado con un mejor precio.
Bajo este panorama es que la empresa Agrotorresi, asentada en la provincia de Santa Fe aplicó todas las tecnologías necesarias para mostrar al público el paso a paso en la elaboración de harina de trigo. El mismo se hizo bajo la tutela de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con sede en Manfredi, Córdoba, quienes marcaron el camino mediante la implementación de herramientas de agricultura de precisión como es: Software, GPS, banderilleros satelitales, pilotos automáticos, entre otros, todas soluciones tecnológicas integrales que permiten al agro argentino ser uno de los mejores del mundo.
Desde ahí es que toda la información generada en cada etapa del proceso, es almacenado en un código QR (quick response code), hoy muy usado en los smartphone para bajar todo tipo de programas a los celulares. El mismo está disponible en los paquetes de 5, 10, 25 y 50 kilos para la lectura del consumidor.
Desde la empresa, su gerente comercial Gustavo Torresi, destacó que “quien adquiera el producto podrá conocer desde la variedad de la semilla de trigo hasta los insumos y dosis aplicadas, como así también la fecha de cada etapa de proceso”.
El costo necesario para la aplicación de este tipo de tecnología es de u$s40.000, siempre y cuando el productor tenga ya amortizado la inversión en su negocio. Algo que hoy es normal. Es decir que todo hombre de campo cuenta con máquinas modernas que cuentan con GPS, monitores de rendimiento y demás. Vale aclarar que dicho monto se reduce a u$s20.000 si las máquinas no tienen instalado los monitores que permiten controlar las dosis de aplicación de los insumos (fertilizantes, semillas, etc), un requisito relacionado con los estándares ambientales que ya se piden en los mercados de alimentos.
Desde el INTA, el técnico Andrés Méndez, remarcó que es necesario “el compromiso de los integrantes del sistema a fin de contar con información precisa y confiable. Se trata de un estilo de trabajo”.
El experto destacó que “se trata del primer producto a nivel mundial elaborado a partir de granos en cultivos extensivos”. De esta forma se supera a países con mayor tecnología como Estados Unidos.
Un caso similar se puede ver en Francia, que aplico algo similar a su producción vitivinícola.
Nicho
Cadenas como Tesco, Walmart y Casino, ya solicitan estándares ambientales específicos que cuantifiquen la huella de carbono de los productos. Algo similar pasa con las etiquetas de trazabilidad. Y si bien hoy es un nicho dado que tienen una góndola especial en los supermercados, este pronto será la única forma de comercialización.
Para el director de BIM (Business Issue Management), Gustavo Idígoras, y también ex agregado agrícola ante la UE, “la trazabilidad se ha convertido en una obligación y no sólo lo empezó a pedir Europa, sino también China, Chile, EE.UU. y Rusia, todos países que representan el 80% de las exportaciones argentinas.
Frente a éste escenario, se demuestra una vez más el país está a la vanguardia. Será entonces necesario armar una agenda tecnológica que permita aplicar los recursos al agro  en el mediano plazo.
Para lograrlo, deberán priorizarse una serie de condiciones entre los que se puede mencionar: “Generación de valor, aumento de exportaciones, empleo y sustentabilidad”, señaló Idígoras.
Será un cambio de paradigma y Argentina tiene las herramientas para hacerlo.