miércoles, 11 de junio de 2014

Histórica crecida del río Paraná puso en alerta a varias provincias
El fenómeno provocó anegamientos en rutas y el cierre de los circuitos turísticos de las Cataratas. Autoridades de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe preparan operativos de emergencias.


losandes.com.ar
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Las provincias de MisionesCorrientesEntre Ríos y Santa Fe entraron en alerta por la inusual crecida del río Paraná, que ya provocó anegamientos en rutas y el cierre total de los circuitos turísticos de las Cataratas.
La alarma sonó ayer con la crecida nunca antes registrada del río Iguazú, que elevó su cauce habitual de 1.500 metros cúbicos por segundo (m3/s) a más de 45.000, casi 30 veces por encima de lo normal.
Las lluvias en toda la cuenca del Iguazú, que se encuentra mayormente en Brasil, generaron esa crecida histórica que provocó el cierre al acceso a la Garganta del Diablo, el mayor de los saltos de las Cataratas.
En las últimas 24 horas también comenzó a crecer abruptamente el cauce del Paraná, que es alimentado por el Iguazú, uno de sus principales afluentes en la región.
Esta situación provocó los desbordes de ríos y arroyos en Misiones por lo que el gobierno provincial decidió hoy cortar la circulación vehicular en varios puentes.
El ministro de gobierno misionero, Jorge Daniel Franco, afirmó: "Por cuestiones de seguridad y para resguardar la integridad de los misioneros, decidimos cortar momentáneamente la circulación sobre los puentes de los arroyos Parana-í, Piray-Guazú y Cuñá-Pirú, sobre la ruta nacional 12".
El funcionario explicó que "debido a la fuerte crecida de los ríos Paraná e Iguazú, también comenzaron a crecer en forma desmedida el resto de ríos y arroyos" y que "la fuerza de la corriente pone en peligro la estabilidad de los puentes".
Por su parte, el ministro de Salud Pública provincial, Oscar Herrera Ahuad, señaló que "ante esta realidadvarias localidades de la provincia quedan prácticamente aisladas, de manera que por instrucciones del gobernador desde el ministerio podemos contar con los servicios del helicóptero de la provincia para el traslado de enfermos y emergencias".
El director de prensa de la Policía, Carlos Riveros, aseguró que pese a la crecida no hay evacuados en Misiones. "Felizmente no tenemos personas viviendo en las orillas de los arroyos ni ríos, pero estamos alerta y preparados para cualquier emergencia en caso de que continúe esta contingencia".
En Santa Fe, el responsable de la modelación y pronóstico hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borus, expresó que la crecida va a provocar que el río Paraná “esté por encima de los 5,20 metros". El especialista acotó que "este año el río está 50 centímetros más alto de lo que estaba el año pasado, cuando vino la crecida de junio".
“Esta crecida, para la ribera de Santa Fe, va a ser más riesgosa que la del año pasado", comentó.
Por su parte, Marcos Escajadillo, director de Defensa Civil de Santa Fe, consignó que van a viajar al norte de la provincia para reunirse "con productores, intendentes, presidentes comunales y organizar el traslado de los animales de la zona de islas hacia la costa".
Situaciones similares se viven en Chaco, Corrientes y Entre Ríos, donde técnicos del ministerio de la Producción entrerriano estimaron hoy que en diez días estaría llegando a esa provincia la crecida extraordinaria del río Paraná.
En ese marco, el organismo solicitó a los productores que tengan ganado en la zona de islas y campos bajos aledaños al río que tomen los recaudos pertinentes y comiencen a retirar la hacienda hacia campos más altos, donde la crecida no afectará a los animales. 
La ONU alerta de que solo un giro radical detendrá el cambio climático

El informe del panel de expertos añade presión para lograr en 2015 un recorte ambicioso de emisiones

 Berlín | sociedad.elpais.com
“Tenemos que despedirnos del sistema económico actual”. Así de radical se mostró ayer en Berlín el investigador Ottmar Edenhofer en la presentación del informe sobre cambio climático auspiciado por Naciones Unidas. Los representantes de 120 Estados tuvieron que escuchar las conclusiones de unos científicos muy críticos con las decisiones políticas impulsadas hasta ahora, pero al menos se llevaron un mensaje esperanzador: es posible evitar el desastre. Para ello habría que actuar con decisión y de forma urgente.
El grupo de trabajo III (mitigación) del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), certifica que, pese a todos los intentos de mitigar el calentamiento global, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentan a un ritmo cada vez mayor: en la primera década del siglo XXI crecieron más rápidamente que en los tres decenios anteriores. Este documento servirá como base de trabajo para las negociaciones que, en 2015 deberán, alumbrar un pacto que sustituya al actual protocolo de Kioto, para entrar en vigor a partir de 2020. Este documento se añade a los dos anteriores publicados por el IPCC sobre la física del cambio climático y sobre impactos del calentamiento.
Los responsables del informe confían en que su trabajo servirá para añadir presión para alcanzar un objetivo ambicioso. La cumbre que se celebrará en París se presenta ya como una batalla entre países en vías de industrialización, que exigirán a los más ricos ayudas económicas para reducir sus emisiones, y los industrializados, que achacarán a los más pobres sus laxas regulaciones para reducir los gases de CO2.
El objetivo que se han marcado los científicos es que las temperaturas no vayan más allá de dos grados respecto al nivel previo a la industrialización. Lograrlo parece posible, pero muy difícil: los expertos del IPCC señalan que solo si en el mundo se diera a partir de ahora un cambio institucional y tecnológico importante habría más de 50% de probabilidades de que el calentamiento global no superara ese umbral.
“La ciencia nos transmite un mensaje claro: para evitar interferencias peligrosas en el sistema climático, no podemos seguir con el statu quo”, sintetiza Edenhofer, uno de los tres copresidentes del grupo de trabajo. Se puede lograr, sí, pero será caro, alertan los autores del estudio, aunque rehúsan aportar una cifra concreta
“El informe es claro. No hay plan B. Solo hay un plan A. Y como necesitamos que alguien dé el primer paso, en Europa adoptaremos un objetivo ambicioso para 2030 este año”, aseguró la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, en alusión al objetivo de reducción de emisiones del 40% respecto al nivel de 1990 que la Comisión Europea propuso el año pasado y que los líderes europeos deben confirmar este año. Sin embargo, los ecologistas consideraron ese 40% un porcentaje demasiado conservador, ya que la crisis económica ya ha hecho que las emisiones se reduzcan en los últimos años sin necesidad de ninguna política medioambiental. “La cuestión ahora es cuándo se comprometerán los grandes emisores. Cuanto más esperen, más costará y más difícil será”, añadió Hedegaard. Entre estos grandes a los que se refiere la responsable europea está EE UU. Su secretario de Estado, John Kerry, dijo que el informe de la ONU es “un llamamiento a despertar” y demuestra que el principal problema es la falta de “fuerza de voluntad global”.
El informe también ha servido para que Gobiernos como el alemán saquen pecho ante sus decisiones. Los expertos apuntan la creciente rentabilidad de algunas energías renovables, como la solar o la eólica. Y la ministra de Medio Ambiente, la socialdemócrata Barbara Hendricks, no pudo evitar la ocasión para defender la apuesta alemana por las renovables. “Podemos desempeñar un papel muy importante si damos al mundo un ejemplo práctico sobre cómo funciona la protección del clima en un país industrial”, aseguró.