martes, 23 de febrero de 2021

 La naturaleza debe regir la toma de decisiones si queremos sobrevivir

news.un.org

La alteración del clima, la pérdida de biodiversidad y la contaminación amenazan nuestra viabilidad como especie. Lograr un futuro sostenible depende de abordar esas tres emergencias de forma integral y de entender que no podemos retrasar más la transformación de nuestro sistemas de producción y consumo, advierte un nuevo informe de la ONU. “Estamos librando una guerra suicida contra la naturaleza. El 2021 es el año decisivo para evitar lo irreversible ”, alerta António Guterres.

“Durante demasiado tiempo, hemos estado librando una guerra suicida y sin sentido contra la naturaleza”, dijo el Secretario General de la Naciones Unidas este jueves en la presentación de un estudio que expone la gravedad de las tres crisis ambientales que amenazan al planeta y, por ende, a la especie humana.

António Guterres advirtió que no puede haber más retrasos en la transformación de la forma en que vemos y valoramos la naturaleza.

“Debemos reflejar el verdadero valor de la naturaleza en todas nuestras políticas, planes y sistemas económicos. Con una nueva conciencia, podemos dirigir la inversión a políticas y actividades que la protejan y restauren”, puntualizó.

Planeta inhóspito por la acción humana

El informe “Hacer las paces con la naturaleza”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), da cuenta de cómo los seres humanos han hecho de la Tierra un planeta cada vez más inhóspito con patrones de explotación y consumo que han generado un calentamiento global, una pérdida de biodiversidad y una contaminación que pone en peligro su propia existencia.

Según los científicos autores del documento, si no se hacen cambios radicales e inmediatos en los comportamientos económicos, sociales e individuales, la temperatura global se elevará al menos 3 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales para fines de este siglo, un número que duplica el objetivo acordado por los países en el Acuerdo de París y que significaría una debacle.

Este aumento sin control de las temperaturas agudizaría la gravedad de los problemas que ya se tienen actualmente como resultado de las crisis ambientales y que incluyen, entre muchos otros, la muerte de casi nueve millones de personas cada año a causa de enfermedades relacionadas con la contaminación.

Los estragos debidos a la acción humana también han dado como resultado que más de uno de los ocho millones de especies de plantas y animales del planeta estén en riesgo de extinción.

El informe señala que, además, el mundo vierte anualmente en el agua hasta 400 millones de toneladas de metales pesados, sustancias tóxicas y otros desechos industriales; que el 60% de los peces se pesca de forma insostenible; que hay más de 400 zonas marinas muertas sin oxígeno; y que la contaminación del mar con plástico se ha multiplicado por diez en tan sólo 40 años.

La explotación insostenible de la naturaleza también ha degradado los suelos afectando el sustento de más de 3000 millones de personas y apenas se mantienen intactos el 15% de los pantanos.

Patrón de crecimiento y miseria

El estudio señala que en los últimos 50 años la economía mundial se ha quintuplicado basándose en una extracción de recursos naturales y energía que se multiplicó por tres durante el mismo periodo. Al mismo tiempo, la población mundial su duplicó para alcanzar los 7800 millones de personas, de las cuales 1300 millones son pobres y 700 millones sufren hambre.

Este patrón de crecimiento y generación de miseria es insostenible y ha llegado a un punto en el que el futuro humano depende del uso cuidadoso de un planeta finito y de sus recursos restantes, así como de la protección y restauración de sus sistemas y tiempos naturales de autorrenovación y absorción de desechos.

Los científicos aseveran que para aliviar la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria y la salud de todos los habitantes de la Tierra, al igual que para alcanzar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es imprescindible ponerle fin al deterioro ambiental en todas sus formas.

Esto requiere cambiar la forma de comer, de generar energía, de transportarse, de valorar la producción económica, de cultivar y de consumir bienes, y de cómo operen los fiscos nacionales, acciones que precisan de la participación de toda la sociedad en la toma de decisiones, apunta el PNUMA.

Los sistemas sociales, económicos y financieros actuales no brindan incentivos para gestionar los recursos protegiendo los ecosistemas.

Un futuro sostenible implica también aprender las lecciones de la pandemia de COVID-19 para evitar nuevas emergencias sanitarias. El informe subraya cómo la degradación de los ecosistemas aumenta el riesgo de que los patógenos pasen de los animales a los humanos y la importancia del enfoque de “Una sola salud”, que considera la salud humana, animal y ambiental en conjunto.

Medidas urgentes

El informe pide, entre otras cosas, acabar con el uso de combustibles fósiles y eliminar los subsidios a las industrias extractoras y productoras de ese y los demás sectores que degraden el medio ambiente.

Para los autores del estudio, los gobiernos no deben gravar el trabajo o la producción sino el uso dañino de los recursos naturales. Asimismo, consideran que el desempeño económico debería valorar tanto la naturaleza como el Producto Interno Bruto.

Entre las acciones que pueden emprender los distinto sectores de la sociedad, el documento identifica:

Los gobiernos pueden incluir el capital natural en las medidas de desempeño económico, poner un precio al carbono y reorientar billones de dólares que actualmente se destinan a subsidiar los combustibles fósiles o la agricultura y el transporte no sostenibles hacia soluciones bajas en carbono.

Las organizaciones internacionales pueden promover el enfoque de “Una sola salud” (humana, animal y ambiental) y metas Internacionales ambiciosas para la biodiversidad, como las redes de áreas protegidas más amplias
 
Las organizaciones financieras pueden dejar de extender préstamos a proyectos de combustibles fósiles y desarrollar mecanismos de financiamiento innovadores para la conservación de la biodiversidad y la agricultura sostenible.
 
Las empresas pueden adoptar los principios de la economía circular para minimizar el uso de recursos y los residuos, y comprometerse a mantener cadenas de suministro transparentes y libres de deforestación.

Las organizaciones no gubernamentales pueden crear redes de diversos actores para garantizar su plena participación en las decisiones sobre el uso sostenible de los recursos.

Las organizaciones científicas pueden proponer tecnologías y políticas de punta para reducir las emisiones de carbono, aumentar la eficiencia de recursos y elevar la resiliencia de ciudades, industrias, comunidades y ecosistemas.

Las personas pueden reconsiderar su relación con la naturaleza, aprender acerca de la sostenibilidad, cambiar sus hábitos para reducir el desperdicio de alimentos, agua y energía, y adoptar dietas más saludables.


Año decisivo

En la conferencia de prensa de presentación del informe, el Secretario General consideró que las conferencias internacionales que celebrará la Asamblea General de la ONU sobre cambio climático, productos químicos, biodiversidad, desertificación y océanos, pueden dar impulso al cambio de rumbo hacia la sostenibilidad.

En este sentido, se refirió con esperanza a la readhesión de Estados Unidos al Acuerdo de París.

“Esto fortalece la acción global. El compromiso del presidente Joe Biden con las emisiones netas cero significa que los países que producen dos tercios de la contaminación mundial por carbono están persiguiendo el objetivo de la neutralidad del carbono para 2050”, dijo António Guterres, aludiendo al compromiso de China.

“Pero tenemos que hacer que esta coalición sea verdaderamente global y transformadora”, acotó.

Recordó que el nuevo gobierno de Estados Unidos ya tomó una serie de medidas en diferentes aspectos relacionados con la energía y el clima, además de anunciar que reiniciaría su apoyo financiero al mundo en desarrollo con respecto al cambio climático.

Cuando se le preguntó cuáles serían las primeras medidas que esperaría de parte de ese país, Guterres respondió que habría dos contribuciones fundamentales: primero, un compromiso de reducción significativa de sus emisiones de carbono para 2030, y segundo, un compromiso sólido con la negociación internacional necesaria para el éxito de la COP26.

“Debemos construir una coalición global para el cero neto. Debemos poner un nuevo énfasis en la adaptación y cambiar del 20% al 50% el financiamiento a la adaptación [al cambio climático], y debemos garantizar al mundo en desarrollo que se cumplirán las promesas que se hicieron en París, es decir, aportar 100.000 millones de dólares en fondos para la adaptación y mitigación, así como la movilización de las instituciones financieras internacionales y la creación de condiciones para que el sector privado invierta masivamente en la acción climática, no sólo en el Norte global, sino también en el Sur global”, puntualizó.

Finalmente, el Secretario General insistió en que el 2021 es el año decisivo para el planeta y para la humanidad. 

“No es demasiado tarde, pero debemos asegurarnos no sólo de crear las condiciones para una reducción drástica de emisiones en la próxima década de manera de limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura. Este es el año en el que necesitamos tener un nuevo marco para preservar la biodiversidad, y este es el año en el que debemos tomar una serie de medidas cruciales para reducir la contaminación. Quiero decir, es un año de éxito o fracaso porque los riesgos de que las cosas se vuelvan irreversibles están ganando cada vez más terreno”.

Cómo funcionarios de EE.UU. y Bayer presionaron a México para que modifique su política contra el glifosato

actualidad.rt.com

El 31 de diciembre de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto ordenando a las instituciones públicas "sustituir" el uso de este agroquímico.



Funcionarios de varias agencias estadounidenses y la multinacional Bayer presionaron al Gobierno mexicano para que reconsidere la prohibición del uso del glifosato, un herbicida muy usado en agricultura al que expertos y grupos ecologistas atribuyen efectos adversos sobre la salud.

Mediante solicitudes de transparencia, el Centro para la Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés) obtuvo correos electrónicos que revelan que funcionarios de la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. (USTR) y de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) intercambiaron información con CropLife America sobre la postura de México respecto al uso del controvertido agroquímico.

CropLife America es un gremio que representa a gigantes del sector agroquímico, entre ellos Bayer, que a su vez es dueña de Monsanto, la polémica compañía que comercializó el glifosato a través del producto Roundup, el herbicida más vendido del mundo.

En las comunicaciones internas de funcionarios de la Oficina del Representante de Comercio, reveladas por el diario británico The Guardian, queda de relieve cómo la industria de agroquímicos presiona para que EE.UU. incorpore este tema al acuerdo comercial que tiene con México y Canadá, conocido como T-MEC, conocido como USMCA por su siglas en inglés, que entró en vigor el 1 de julio de 2020.

La estrategia incluye la advertencia a México de que sus acciones respecto al glifosato y los cultivos transgénicos generan preocupación "respecto al cumplimiento" del T-MEC. De esta forma, la industria presionaría al país latinoamericano para que modifique su política a cambio de no enfrentar sanciones por el supuesto incumplimiento del acuerdo comercial.

"Cómo podríamos usar el USMCA para resolver estos problemas", se desprende de una comunicación interna de funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense.

En la información obtenida por el Centro para la Diversidad Biológica, se cita una comunicación de la directora de Asuntos Internacionales Gubernamentales de Bayer, Stephanie Murphy, con la entonces directora de Comercio Internacional y Política Ambiental de la Oficina del Representante de Comercio, Leslie Yang, sobre la postura de México respecto al uso del glifosato.

Murphy menciona el vínculo del T-MEC con esta cuestión y reconoce que ejecutivos de Bayer trabajaban "en estrecha colaboración" con el Servicio de Agricultura Extranjera (FAS, por sus siglas en inglés), que forma parte del Departamento de Agricultura estadounidense, en la Embajada de EE.UU. en México.

En un correo electrónico enviado el 5 de diciembre de 2019, Murphy hizo referencia a la decisión de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de México de prohibir a un particular la importación de 1.000 toneladas de glifosato.

"Por ahora, Bayer no se ha visto afectada por las importaciones", señala Murphy, aunque advierte que la compañía podría ser perjudicada en el futuro.

Por su parte, el 19 de mayo de 2020, el entonces representante de comercio estadounidense, Robert Lighthizer, le envió una carta a la secretaria de Economía de México, Graciela Márquez, en la que instaba al Gobierno latinoamericano a "reevaluar" su postura respecto a la importación del glifosato, un herbicida que ha estado asociado con varias afectaciones a la salud, "desde mareos e irritaciones en la piel hasta el desarrollo de cáncer", según denuncia Greenpeace México.

"El glifosato tiene un historial de seguridad demostrado y es uno de los herbicidas más rigurosamente estudiados en el mundo. Insto a México a reevaluar estas solicitudes y otorgar permisos de importación", señaló Lighthizer en la misiva, advirtiendo que podrían incumplirse ciertas obligaciones del T-MEC, lo que tendría impactos en el comercio bilateral.
 
Presión de la industria

La presión de la industria de agroquímicos y de funcionarios estadounidenses fue expuesta por el entonces titular de la Semarnat, Víctor Toledo.

En una conversación privada que fue filtrada a medios, Toledo se quejó de que el Gobierno estadounidense y funcionarios de "20 embajadas en México" mostraron una respuesta "apabullante" tras la intención de la Semarnat de prohibir 111 herbicidas y pesticidas catalogados como altamente peligrosos.

Hasta el momento, la presión de la industria de agroquímicos y de los funcionarios estadounidenses no han tenido el efecto esperado sobre la nación latinoamericana.

Decreto en México

El 31 de diciembre de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF), obligando a las instituciones públicas a "sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país".

En el decreto, se ordena que estos agroquímicos sean sustituidos "por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas", que resulten "seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el ambiente".

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), citadas por la Semarnat, el 60,6 % de las hectáreas de producción en México utilizan herbicidas químicos. Aunque la dependencia desconoce la cantidad exacta del glifosato usado en el país, afirma que es la sustancia a la que más recurren.