viernes, 12 de junio de 2020

Cada 6 segundos se pierde un área de bosque del tamaño de una cancha de fútbol
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En 2019 se perdieron 11,9 millones de hectáreas de bosques en los trópicos, de acuerdo con un informe publicado en Global Forest Watch, una plataforma que proporciona datos y herramientas para el monitoreo de bosques. Casi una tercera parte de estas pérdidas tuvo lugar en bosques primarios tropicales húmedos, que son zonas de selva tropical madura especialmente importantes por su biodiversidad y almacenamiento de carbono. Hablamos de que cada seis segundos se destruye una superficie de este tipo de bosque que equivale a un estadio de fútbol.

A pesar de los esfuerzos para detenerla, la deforestación de bosques primarios aumentó un 2,8 % con respecto al año anterior, y varios países sufrieron pérdidas récord, debido fundamentalmente a los incendios pero también a otras causas. Es el caso de Brasil, un país que concentró un tercio de la pérdida de bosques primarios tropicales del mundo.

Durante el último año, la pérdida de bosque debido a la deforestación para fines agropecuarios y otros usos del suelo ha aumento rápidamente en la Amazonia brasileña. “Los incendios por causas naturales son muy poco frecuentes en la Amazonia brasileña y en otras selvas tropicales. A menudo, los incendios indican una deforestación previa: los agricultores y hacendados a menudo prenden fuego a los suelos recientemente deforestados para limpiarlos de ramas y tocones. 

El fuego también desempeña una función en los ciclos agropecuarios, de modo que es posible que el terreno que ha sido deforestado en el pasado vuelve a quemarse para prepararlo para una nueva siembra o para eliminar la maleza de las tierras de pastoreo”, indica el informe.

Además, los datos de Brasil también indican nuevos puntos de deforestación muy preocupantes, pues se encuentran dentro de territorios indígenas. Además, hace pocos meses, la administración de Brasil propuso una nueva legislación que permitiría la explotación minera y la extracción de petróleo y gas con fines comerciales dentro de los territorios indígenas.

Incendios en Bolivia y Australia

A consecuencia de los incendios forestales, en Bolivia se sufrió una tasa de deforestación muy elevada. Los incendios generalizados de 2019 fueron resultado de una combinación de condiciones climáticas y actividad humana. Muchos incendios probablemente fueron iniciados por personas, como ocurre todos los años, para despejar suelos agrícolas para sembrar, pero debido a los vientos persistentes y al clima seco se propagaron fuera de control hacia los bosques.

El informe no recoge los datos de Australia, que se encuentran fuera del área tropical, pero un estudio publicado en la revista Nature Climate Change en febrero indicaba que los incendios del verano de 2019-2020 se llevaron por delante el 21 % de los bosques templados del país.

Además de la deforestación para usos agropecuarios, el cambio climático también está contribuyendo a intensificar las temporadas de incendios en todo el mundo.

Datos para la esperanza

Por otro lado, el informe también arroja datos de algunos países en los que la tendencia a la pérdida de cobertura arbórea se está reduciendo. Es el caso de Indonesia, cuya pérdida de bosques primarios se redujo en un 5 % en comparación con 2018, una tendencia a la baja que se mantiene por tercer año consecutivo.

África occidental experimentó tendencias descendentes prometedoras después de un gran aumento en la pérdida de bosques primarios el último año. Comparado con el año anterior, Ghana y Costa de Marfil redujeron la pérdida de bosques primarios en más de un 50 % en 2019.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas contemplan la protección y gestión sostenible de los bosques, ya que estos, “además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, protegen la diversidad biológica y las viviendas de la población indígena. Al proteger los bosques, también podremos fortalecer la gestión de los recursos naturales y aumentar la productividad de la tierra”.