viernes, 2 de diciembre de 2016

La producción alimentaria de Siria, en su mínimo histórico
fao.org

La producción alimentaria en Siria se encuentra en un mínimo histórico, ya que la inseguridad generalizada y las condiciones meteorológicas desfavorables en algunas zonas del país siguen obstaculizando el acceso a la tierra, a los suministros agrícolas y los mercados, haciendo cada vez más difícil para los agricultores conservar sus medios de subsistencia y alimentar a un país asolado por la guerra.


La producción alimentaria de Siria, en su mínimo histórico


La última Misión de evaluación de los cultivos y la seguridad alimentaria (MECSA) realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) demuestra que después de cinco años de conflicto, muchos agricultores ya no están en condiciones de seguir resistiendo. El aumento de los precios y la escasez de insumos esenciales -como fertilizantes y semillas-, significan que no tendrán otra opción que abandonar la producción de alimentos si no reciben ayuda inmediata. Esto podría tener graves consecuencias no sólo para la seguridad alimentaria de las familias campesinas, sino también para la disponibilidad de alimentos en el país y, en última instancia, puede conducir a nuevos desplazamientos de población.

Cereales en su mínimo histórico

La superficie plantada con cereales en la temporada agrícola 2015-16 es la más reducida registrada hasta la fecha, según el informe, basado en visitas sobre el terreno y encuestas en todo el país. Los agricultores sembraron unas 900 000 hectáreas de trigo en el último año, frente a los 1,5 millones de hectáreas de antes de la crisis. La producción, por su parte, muestra un descenso aún más drástico, de un promedio de 3,4 millones de toneladas de trigo recolectado antes de la guerra a 1,5 millones de toneladas este año: una disminución del 55 por ciento. Debido a que la crisis actual y las sanciones que la acompañan han afectado al comercio y a los mercados, el acceso a semillas de calidad, fertilizantes, maquinaria y combustible necesarios para operar bombas y tractores es limitado. Los insumos que están disponibles en los mercados locales son con frecuencia caros y de dudosa calidad.

La escasez de lluvias y la destrucción de valiosas infraestructuras de riego han empeorado la situación de los productores, que intentan seguir obteniendo alimentos en circunstancias adversas. En algunos casos, esto ha llevado a los agricultores a pasarse a cultivos más resistentes pero menos nutritivos, como la cebada. Al mismo tiempo, la evaluación de la FAO y el PMA señala grandes diferencias entre los distritos en términos de acceso a la tierra y a los insumos agrícolas: se trata de un indicio de posibles oportunidades para intensificar el apoyo a los productores en áreas relativamente accesibles.

"Hoy en día, observamos que casi el 80 por ciento de los hogares en toda Siria se enfrentan a la falta de alimentos o de dinero para comprarlos, y la situación sólo puede empeorar, si no apoyamos a los agricultores para que puedan conservar sus tierras y sus medios de vida" aseguró Abdessalam Ould Ahmed, Subdirector General de la FAO y Representante Regional para el Próximo Oriente y el Norte de África. "La agricultura –añadió- era la principal fuente de sustento para los hogares rurales antes de la crisis y todavía continúa produciendo, en cierta medida, pero se encuentra forzada al máximo y los campesinos han agotado su capacidad para hacer frente a la situación".

"La situación de inseguridad alimentaria de millones de personas dentro de Siria continúa agravándose, afectando a más de siete millones de sirios en todo el país, que han agotado los ahorros de toda una vida y ya no pueden poner alimentos en la mesa de sus familias", advirtió Muhannad Hadi , Director Regional del PMA para Oriente Medio, África del Norte, Asia Central y Europa del Este. "El PMA y la FAO –dijo-están trabajando juntos para invertir en más proyectos de medios de subsistencia en la agricultura, como la manera más eficaz de hacer frente a la inseguridad alimentaria a largo plazo".

Consecuencias sobre la ganadería

Los productores ganaderos están sufriendo igualmente las consecuencias de la crisis. Ya que mantener a sus animales se hace cada vez más difícil y costoso, muchas familias que viven de la ganadería se han visto obligadas a vender o sacrificar sus ovejas, cabras y aves de corral.

Los continuos enfrentamientos y la inseguridad generalizada siguen limitando el acceso a las tierras de pastoreo y las fuentes de agua, mientras que muchos pastores no pueden permitirse el adquirir piensos. Esto ocurre en particular en zonas con gran número de desplazados internos que se llevaron consigo su ganado al abandonar sus hogares. Mientras tanto, el servicio veterinario del país se está quedando sin vacunas y medicamentos habituales, lo que hace más difícil para los ganaderos mantener a sus animales sanos y productivos.

Como resultado, Siria –que en tiempos exportaba ganado- ha visto su cabaña ganadera reducirse significativamente desde el comienzo de la crisis. Hoy en día, hay un 30 por ciento menos de vacas, un 40 por ciento menos de ovejas y cabras, y un alarmante 60 por ciento menos de aves de corral, considerada tradicionalmente la fuente más asequible de proteínas animales en el país.
Subidas de precios e interrupciones en el comercio

La escasez generalizada y los recortes en los combustibles y algunos subsidios alimentarios se suman a la creciente inflación y la depreciación de la libra siria -que pasó a una tasa de cambio de 395 a 530 dólares por dólar EEUU- limitando aún más la capacidad de los sirios para costear importaciones esenciales.

En los últimos 12 meses, han subido los precios de los productos agropecuarios. Debido a las sanciones económicas, las interrupciones del mercado y el menor valor de la libra siria, los precios de los insumos agrícolas han aumentado más que los productos finales. Como resultado, los agricultores están sufriendo cuantiosas pérdidas.

Prevalecen los bloqueos al transporte y los mercados fragmentados, ya que los productores, transportistas y comerciantes se enfrentan a costos extremadamente altos y problemas de seguridad. Esto ha conducido a que existan excedentes en el noreste del país, mientras que el oeste depende en gran medida de las importaciones. Por lo tanto, es necesario un apoyo urgente para que las comunidades necesitadas puedan acceder a excedentes en otras partes del país, incluyendo la compra de existencias locales para la distribución de ayuda alimentaria.

El aumento de los suministros, gracias a las cosechas recién recolectadas y el lanzamiento desde el aire de ayuda alimentaria a la sitiada ciudad de Deir Ezzor, hizo bajar el precio de la harina de trigo entre un 12 y un 15 por ciento en varios mercados clave en junio de 2016. Pero los precios del trigo estaban sin embargo entre un 40-50 por ciento más altos en junio en comparación con el mismo período del año pasado.

Responder a múltiples desafíos

Debido a que el conflicto ha reducido considerablemente la capacidad del gobierno para adquirir y distribuir semillas de buena calidad a precios subvencionados, muchos agricultores se ven obligados a agotar sus reservas de semillas, a pedirlas prestadas a familiares y vecinos, o comprar semillas caras del mercado.

Para ayudar a las familias a seguir cultivando y criando ganado, en 2016 la FAO ha apoyado hasta la fecha a más de 500 000 personas con distribuciones de semillas de cereales y hortalizas, aves de corral para la cría doméstica, piensos y campañas de vacunación.

Desde 2011, el conflicto ha desplazado a cerca de 11 millones de personas, de las cuales 4,8 millones han huido a países vecinos. Muchos de los desplazados dentro de Siria se han visto obligados a cambiar de lugar de residencia ya en múltiples ocasiones.

El PMA aporta cada mes ayuda alimentaria a más de 4 millones de personas vulnerables dentro de Siria. Alrededor del 30 por ciento de la ayuda se distribuye en zonas asediadas y de difícil acceso en el país, a través de entregas transfronterizas o cruzando las líneas de frente.

Una gran parte de los ganaderos sirios se han desplazado a zonas más seguras, llevando su ganado con ellos. Los agricultores, sin embargo, tienen pocas alternativas además de intentar seguir trabajando en sus campos, pues lo contrario supone abandonar su única fuente de ingresos y enfrentarse a un futuro incierto entre los millones de personas que buscan seguridad en comunidades de acogida cada vez más desbordadas.

Según las últimas encuestas a nivel familiar, cerca de 9,4 millones de personas en Siria necesitan ayuda, unas 716 000 más que en septiembre de 2015. Las gobernaciones con un mayor aumento de personas necesitadas son Quneitra, Dara'a, Damasco, Idleb y Alepo.