miércoles, 17 de agosto de 2022

REVERTIR EL CAMBIO CLIMÁTICO

El flitoplancton puede enfriar la Tierra y parar el cambio climático
elconfidencial.com


Las medidas para bajar los niveles de CO₂ del planeta pueden no ser suficientes para alcanzar los objetivos de París, pero hay un aliado natural que nos puede ayudar: el océano




La batalla contra el clima no va bien. El calentamiento del planeta avanza más rápido de lo que se esperaban los científicos y la reducción del empleo de combustibles fósiles no es tan radical como para alcanzar los objetivos de Paris. Los expertos coinciden en que para reducir el volumen de CO2 en la Tierra vamos a tener que usar también nuevas herramientas de captura de carbono, pero, entre las que se barajan hoy en día falta una solución que muchos científicos creen que es sencilla, eficiente y barata de aplicar: aprovechar la capacidad natural del fitoplancton marino para absorber CO2 del aire.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) volvía a pegarle un tirón de orejas a los gobiernos y avisaba de que sus efectos en el planeta ya están golpeando a algunas comunidades y seguirán haciéndolo en los próximos años. Además hemos sabido hace poco que el aumento de las temperaturas se está acelerando en los polos, en el caso del ártico es cuatro veces más rápido de lo que esperaban los investigadores.

A pesar del panorama de extrema urgencia, muchos investigadores y expertos piensan que, aunque no seamos capaces de parar el golpe por completo, todavía hay tiempo de adaptarnos a los cambios que ya ha habido y a los que faltan por venir. Pero para ello hay que actuar rápido y de manera contundente.

Cuando se habla de luchar contra el cambio climático, en gran medida se está hablando de reducir el CO2 presente en el planeta. Para eso se están implementando medidas que reducen las emisiones provocadas por los combustibles fósiles, pero esto solo reduce la cantidad de carbono que emitimos y no elimina el que ya hay atrapado en nuestra atmósfera

Hay tecnologías capaces de absorber ese CO2, pero la captura y el almacenamiento de carbono por ahora es caro y no acaba de ser eficiente del todo. Los científicos han desarrollado en este tiempo nuevas soluciones que podrían ayudar, aunque todavía no han salido del laboratorio para usarse a gran escala. Dentro de estas soluciones hay una que ha pasado desapercibida durante mucho tiempo, que se produce de manera natural en nuestros océanos y que se puede aplicar de forma rápida y barata.

El primer estudio en profundidad sobre esta solución se llevó a cabo hace casi 20 años. Ken Buesseler, radioquímico marino del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, en Massachusetts, EEUU, publicó un artículo en la revista Science titulado ‘Los efectos de la fertilización con hierro en el secuestro de carbono en el Océano Austral’. Este estudio se basa en la capacidad de los océanos, que cubren aproximadamente el 70% de la superficie de la Tierra, de absorber el dióxido de carbono disolviéndolo de forma natural. El fitoplancton es un conjunto de organismos acuáticos que, igual que las plantas en la tierra, utilizan el dióxido de carbono y la luz solar para realizar la fotosíntesis. Además, durante ese proceso producen oxígeno. Se estima que el fitoplancton es responsable de entre el 50 y el 80 por ciento del oxígeno de nuestra atmósfera, una cifra que ha ido descendiendo desde hace décadas debido al progresivo calentamiento de los océanos.

Una forma de estimular la absorción de CO2 es introducir hierro en el agua, un nutriente que ayuda al fitoplancton a florecer y hace que se extienda absorbiendo más carbono. En muchas partes del océano la presencia de hierro es baja, así que aumentar la cantidad de este elemento podría aumentar su producción.

"Lo que ocurrió hace 20 años es que empezamos a ir de un lado a otro y a esparcir una forma química de hierro y a buscar la respuesta del fitoplancton -la respuesta de las plantas- y, de hecho, se demostró muy claramente que si se aumenta el hierro se puede crear una mayor captación de dióxido de carbono", afirma Buesseler en declaraciones para el The Daily Beast. "La diferencia entre ahora y hace 20 años es que creo que la crisis climática es mucho más evidente para el público".

Buesseler ha trabajado recientemente junto a otros científicos en un informe para las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EEUU que examinaba las distintas soluciones al cambio climático, incluida el aumento de los niveles de fitoplancton. "Tenemos una gran reserva. Ya absorbe un tercio de los gases de efecto invernadero. La pregunta que la gente se hace ahora es qué podemos hacer para potenciarlo". dice Buesseler. "Salgamos a la calle. Hagamos experimentos".

Según el investigador, estos experimentos son inocuos para ecosistema natural del océano, pero nos ayudarían a encontrar maneras de introducir el hierro en el agua a mayor escala perturbando lo menos posible el ecosistema marino a largo plazo. Buesseler piensa que, siendo conservador con las estimaciones, se podría capturar hasta una gigatonelada de dióxido de carbono al año si este proceso se realizara de manera masiva. "Cambiará los tipos de plantas y animales que crecen, pero eso ya está ocurriendo con los cambios de temperatura y acidez", aseguró.


Hacerlo a gran escala no sería demasiado caro ni difícil, asegura David Siegel, profesor de ciencias marinas en la Universidad de California, Santa Bárbara, para el medio americano. "Puede hacerse de forma relativamente barata. Cada átomo de hierro que se añade en los lugares adecuados puede hacer que decenas de miles de átomos de carbono se fijen", es decir, que sean absorbidos por el agua. 

"Es bastante eficaz", afirma Siegel. "Se pueden desplegar barcos que liberen óxido de hierro en el agua -incluso sólo mineral de hierro en el agua- y se pueden hacer floraciones que se pueden ver desde el espacio. Eso lo sabemos".

Además, según experiencias pasadas de otros investigadores, el fitoplancton puede empezar a florecer en solo 24 horas. Sin embargo, tanto Buesseler como Siegel coinciden en que la captura de CO2 por este método sería solo una de las varias soluciones a implementar y que de ninguna manera podría reemplazar a las políticas de abandono de los combustibles fósiles. 

"Incluso si descarbonizamos nuestras economías, aún quedan unas 20 gigatoneladas de dióxido de carbono que deben ser eliminadas de la atmósfera para acercarnos a los objetivos del Acuerdo de París", dijo Siegel.

 El agua de lluvia no es potable en ningún lugar del mundo

ambientum.com




El agua de la lluvia ha dejado de ser segura incluso en zonas de la Antártida o en el Tíbet debido a la presencia de sustancias creadas por el hombre. Así lo demuestra un estudio realizado por la Universidad de Estocolmo y ETH Zurich.

Sustancias PFAS presentes en la lluvia

En la investigación se ha detallado que las sustancias PFAS —perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas— presentes en la lluvia y la nieve hacen que los niveles medioambientales estén por encima de los niveles de referencia. Este tipo de sustancias se propaga globalmente en la atmósfera. Asimismo, los niveles mínimos para PFAS en agua potable se han reducido drásticamente debido a nuevos conocimientos sobre su toxicidad.

«Ha habido una disminución asombrosa en los valores de referencia para PFAS en el agua potable en los últimos 20 años. Por ejemplo, el valor de referencia del agua potable para una sustancia bien conocida en la clase de PFAS, a saber, el ácido perfluorooctanoico (PFOA), que causa cáncer, ha disminuido 37,5 millones de veces en los EE UU«, dijo Ian Cousins, autor principal del estudio.

El agua de lluvia en todas partes se consideraría insegura para beber

“Según las últimas pautas de EE UU para PFOA en el agua potable, el agua de lluvia en todas partes se consideraría insegura para beber. Aunque en el mundo industrial no solemos beber el líquido de lluvia, muchas personas en todo el mundo esperan que sea segura para beber y que suministre muchas de nuestras fuentes de este líquido potable”, explica Cousins.

Los PFAS son perjudiciales para la salud y para el medio ambiente. Estos se han ligado directamente con daños graves como cáncer, problemas de aprendizaje y de conducta en los niños, infertilidad, aumento de colesterol, problemas del sistema sanitario y complicaciones en el embarazo.