martes, 9 de agosto de 2016

ARGENTINA

Por la deforestación apareció un río nuevo
eldia.com

Un fenómeno hídrico, fruto de la deforestación, que gestó un nuevo río, cuya corriente permanente no se detiene, se inició en la cuenca del Morro, ubicada a 110 kilómetros de la capital de San Luis.



El Río Nuevo irrumpió en la geografía puntana en 1985, con la inundación de campos en Juan Jorba. En 2005 causó destrozos y cortó dos rutas nacionales afectando 220.000 hectáreas donde el ganado desapareció bajo el barro y los productores perdieron “en seis horas lo trabajado en veinte años”.

Los daños provocados por el agua alcanzaron también a los habitantes del barrio Eva Perón, en la ciudad de Villa Mercedes, donde las bases de las viviendas cedieron por acción del agua.

El investigador del Conicet Esteban Jobbagy, que encabeza uno de los equipos que estudia el Río Nuevo, sostuvo que “cuando a la ciencia se le queman los papeles de lo que entendemos que puede pasar y no lo podemos explicar, se encuentra también una oportunidad, porque las teorías que tenemos tocan su límite y tenemos que investigar y buscar explicaciones. Esto nos permite generar mejores herramientas para buscar soluciones que en este caso se trata de la apertura de nuevos cursos de agua de una velocidad y en una magnitud imposibles de explicar”.

El ingeniero agrónomo aclaró que se trata de “un paisaje que no tuvo cursos de agua que hoy presenta unos 40 a 50 kilómetros de recorrido, 50 metros de ancho y 25 metros de profundidad de zanjón que se abrió en un par de décadas”.

“La explicación que encontramos –dijo- es que toda esta cuenca que tenia originalmente bosques y pastizales y luego pasturas, hoy tiene una agricultura que deja escapar más agua de lluvia hacia las napas freáticas del subsuelo”.

Originalmente, la zona estaba cubierta por bosques de caldén y la más alta por pastizales, pero en la actualidad, la mayor parte de la cuenca esta bajo agricultura continua, que incluye maíz y soja. Como parte de sus efectos negativos, el Río Nuevo está aportando hoy agua salada al Río V, donde desemboca y en el que se diluye. El científico explicó que “como algunos de esos territorio eran bosques, debajo se acumularon sales por miles de años y el agua empezó a viajar y a moverlas”.

Si bien “la salinización no es suficientemente alta como para poner en riesgo la calidad del agua del Río V”, los productores reclaman obras de captación en la cuenca alta.

“Este problema no es solamente de la cuenca -aclaró-, ya que tenemos una llanura agrícola en Argentina que está inundada, pero lo raro, es que en San Luis el paisaje resuelve ese excedente con un río, y esto no pasa en el resto de las llanuras donde simplemente tenemos anegamientos”.