lunes, 18 de abril de 2016


Autos eléctricos, parte del servicio público: una alternativa para lograr la movilidad sustentable

lanacion.com.ar

En Francia, un programa con participación pública y privada se propone facilitar los traslados y bajar la contaminación


La ciudad tiene 30 estaciones de carga de electricidad

GRENOBLE, Francia.- Los habitantes de Buenos Aires y de otras ciudades de la Argentina están habituados -o están habituándose- a ver bicicletas que, desde la administración pública local, se ofrecen para el traslado personal; bicicletas que pueden ser tomadas en una estación y dejadas en otra. ¿Qué pasaría si, además de esos vehículos de dos ruedas se pusieran a disposición, bajo el mismo sistema, pequeños autos eléctricos? Esa pregunta se hicieron hace un tiempo en Grenoble, una ciudad a los pies de los Alpes franceses, donde se desarrolla una prueba piloto con 70 vehículos ultracompactos aportados por la empresa Toyota, que a su vez participa de proyectos similares en dos ciudades japonesas: Okinawa y Tokio.
Con sus 165.000 habitantes, Grenoble es la ciudad número 13 en Francia por su población, pero es la quinta en el ranking de contaminación. Su estatus de localidad mediana y su exposición a la polución la hicieron -junto con el hecho de ser un lugar que concentra proyectos de innovación- elegible para esta iniciativa de uso compartido de autos eléctricos, que es parte de un programa de movilidad sustentable. El plan se desarrolla desde octubre de 2014 y, por tratarse de una prueba está vigente, en principio, hasta fines de 2017. ¿De qué se trata? De poder acceder a uno de estos autos para movilizarse por la ciudad, a un costo que arranca en 1 euro por los 15 minutos iniciales (el recorrido promedio hasta ahora es de entre 5 y 6 kilómetros). Previo al uso, la persona debe hacer una reserva a través de una app, que dirá qué disponibilidad hay de autos y bloqueará uno de ellos en la estación solicitada, para que se pueda acceder a él tras apoyar una tarjeta personal (previamente tramitada) en una máquina lectora. Después del uso y ya en la estación de llegada, debe dejarse el auto enchufado a un puesto de carga, para que el siguiente usuario lo encuentre listo. La carga completa de las baterías, que dan una autonomía de 50 kilómetros, demora entre 3 y 4 horas.
El Toyota i-Road en las calles de Grenoble
De la iniciativa, llamada Citélib Ha:Mo (Harmonious Mobility), participan el gobierno de la ciudad, la administración del Área Metropolitana de Grenoble-Alpes, el grupo EDF (que aporta la electricidad), Citélib (una cooperativa dedicada a la gestión de autos compartidos en varias ciudades de Francia) y Toyota, que aportó 35 unidades del i-Road, un vehículo ultracompacto de tres ruedas y dos plazas (una detrás de la otra y la posterior, en un espacio reducido), y otras 35 del modelo COMS, un monoplaza con un pequeño baúl y cuatro ruedas. Estos autos, que la firma de origen japonés no tiene por ahora a la venta, funcionan con motores eléctricos y no generan emisiones de gases de efecto invernadero. Reducir tanto el número de autos convencionales en circulación como también la contaminación es, de hecho, el objetivo de esta acción, que la ciudad complementa con otras, como la disponibilidad de bicicletas y el hecho de conectar esos vehículos "limpios" con las diferentes estaciones del transporte público.
El i-Road es un auto que, en el prototipo hecho para el proyecto de Grenoble, alcanza una velocidad máxima de 45 kilómetros por hora y requiere habituarse al manejo, no sólo por la modalidad automática, sino porque la única rueda trasera es la que da la dirección, lo que hace que haya que maniobrarlo -para estacionar, por ejemplo- de un modo diferente que a un auto convencional. Tiene, además, un sistema especial de inclinación que, al girar, otorga estabilidad. Es un vehículo que mide 85 centímetros de ancho y pesa 300 kilos.
¿La respuesta del público a este sistema?

 
Es lenta, pero avanza, según admite Martin Lesage, director general de Citélib, que opera el sistema. Las personas, explica, deben adaptarse a tres novedades: usar un auto compartido, que ese auto sea eléctrico y que se comporte de una manera diferente al suyo. Y eso lleva tiempo. Para que el sistema sea rentable, agrega, debería haber cinco usos diarios de cada unidad, algo a lo que aún no se ha podido llegar.
Para Toyota, estos autos eléctricos son parte del plan de desarrollo de unidades con tecnologías de propulsión alternativas a los combustibles tradicionales. Las desventajas de este tipo de vehículos están en el tiempo de carga y en la necesidad de que haya estaciones con energía eléctrica. Sin vehículos 100% eléctricos que estén en venta al público, la marca apuesta al mercado de unidades híbridas y, además, en 2015 lanzó el Mirai, su primer modelo impulsado a hidrógeno, que sólo emite vapor de agua.
Entre los híbridos, el modelo que más tiempo lleva en el mercado, de los 30 ofrecidos hoy, es el Prius (llegó a la Argentina en 2011). La tecnología del híbrido hace que el auto funcione con dos motores que se ponen en marcha en forma alternada: uno eléctrico (que se autoalimenta sin necesidad de enchufes ni fuentes externas) y otro de combustión.
La energía solar, otra apuesta en Grenoble
En el mundo, varias marcas desarrollaron versiones de autos eléctricos o híbridos, mientras que estados como el francés (no es el caso del argentino) impulsan la opción por ese tipo de unidades con incentivos impositivos. Por citar algunos ejemplos, en los últimos años Renault presentó la edición eléctrica del utilitario Kangoo; Peugeot, su 3008 híbrido, y Ford, su Mondeo también híbrido. Chevrolet, con un Spark con motores eléctricos, y Volkswagen, con un vehículo llamado BUDD que se presenta como la combi eléctrica, son parte de estos desarrollos. Se estima que un auto híbrido reduce las emisiones de dióxido de carbono -consideradas causa del calentamiento global- un 40% en relación con un naftero.
Al norte de Francia, en la planta donde Toyota fabrica el modelo Yaris, estiman que mientras que este año el 37% de la producción será de autos híbridos, en 2017 esa participación subirá al 42%. El Yaris llegará a la Argentina en el cuarto trimestre de este año, pero serán vehículos nafteros y producidos en Tailandia. En cuanto al proceso de producción, la planta trabaja con una filosofía de cero residuos: como en el concepto de la economía circular, nada se pierde y, entre otras acciones, los restos de plásticos o metales son vendidos a otras fábricas.
En Grenoble, en tanto, el proyecto de movilidad intenta ir de la mano de otras iniciativas para reducir o reparar daños ambientales. En el llamado distrito ecológico se promueve la generación de energía solar, y edificios como el del centro comercial están construidos de tal forma de reducir la necesidad de calefacción o aire acondicionado. En el hall de ingreso de algunos edificios puede verse, junto al listado de empresas ocupantes, un contador electrónico y en tiempo real de la energía solar generada y usada por los habitantes. Un contador que ayuda a la conciencia ambiental.