martes, 20 de mayo de 2014

Estrategias para reducir el metano de los arrozales
En INTA Expone, del 27 al 29 de junio en Posadas, Misiones, se presentarán “buenos manejos” para mitigar el efecto invernadero.
Por María Rovere | perfil.com

En su último encuentro, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que colabora con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), alertó sobre el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a niveles sin precedentes, a pesar de los esfuerzos por reducirlas. Sólo el cultivo del arroz emite el 11% de gas metano del mundo. De allí la importancia de las estrategias de reducción en las que trabaja el INTA, que serán presentadas en INTA Expone NEA, que se realizará del 27 al 29 de junio, en Posadas –Misiones–.
La producción nacional de arroz se concentra en el noreste argentino –Corrientes y Entre Ríos–. En Corrientes se siembran alrededor de 100 mil hectáreas cada año. Se trata de un cultivo anual que se desarrolla bajo inundación permanente durante la mayor parte del ciclo. Y “es esa descomposición anaeróbica de la materia orgánica de los arrozales annegados lo que produce escapes de metano”, detalló Susana Maciel –especialista en emisiones de gas metano en sistemas agrícolas del INTA Corrientes–.
“Reducir las emisiones y lograr altos rendimientos es posible con un correcto manejo del cultivo”, aseguró Ditmar Kurtz, uno de los autores de la investigación, quien además afirmó que, “según el manejo, los lotes más productivos emiten menos metano”.
De acuerdo con los investigadores, las menores emisiones de metano (CH4) en el cultivo del arroz se obtienen mediante un manejo de labranza convencional, siembras óptimas a mediados de octubre y con diez días de desecamiento de los suelos. Estas estrategias de reducción se suman a las que indican un inicio del riego a los diez días de la siembra, con lámina de agua de 10 cm, fertilizaciones adecuadas y sobresuelos franco-arenosos.
Las mayores emisiones de CH4 están asociadas a ciclos de duración del cultivo más largos que no incluyen el desecamiento de los lotes. “Sin embargo –aclaró Kurtz–, el desecamiento también libera oxido nitroso (N2O), con un potencial de calentamiento superior al del metano”.
Asimismo, se determinó que los dos picos de máxima emisión durante el crecimiento del cultivo son en el inicio de la floración –la actividad metabólica más intensa por parte de la flora bacteriana productora de gas metano– y el inicio de la maduración –cuando la planta libera compuestos orgánicos que son aprovechados por las bacterias metanogénicas como nutrientes para la producción de metano–.
Para Maciel, “es importante reducir las emisiones de metano ya que se trata de un gas que no es captado por otros procesos bioquímicos –como el caso del dióxido de carbono, que es captado por las plantas para su proceso de respiración– y permanece en la atmósfera alrededor de unos 12 años con un poder de calentamiento 23 veces mayor al CO2”.
Por su parte, Daniel Ligier, especialista en gestión ambiental del INTA Corrientes, explicó que el gran desafío del sector arrocero consiste en “reducir las emisiones netas de metano, al tiempo que aumenta la producción para satisfacer la creciente demanda de alimentos en el mundo”.
En referencia al logro, Ligier explicó que “conocer el aporte individual de GEI, le permite al productor optar por aquellas opciones ambientalmente más amigables, transformándose así en una herramienta de diferenciación de la producción primaria de arroz”.