viernes, 4 de agosto de 2017

Impulso de la bioeconomía
eltiempo.com.ec

Ecuador aspira a que la bioeconomía, ese concepto mediante el cual la gestión ambiental se inserta en la matriz productiva de una sociedad, represente “en unos cuantos años” el 20 por ciento de su Producto Interno Bruto, PIB, según el ministro de Ambiente, Tarsicio Granizo.

“Queremos llegar a que la bioeconomía, en unos cuantos años, sea el 20 por ciento del PIB, porque es una de las herramientas más importantes para salir del extractivismo”, comentó.
Ahora, la bieconomía solo representa en torno al 10-11 por ciento del PIB ecuatoriano.
Granizo, que lidera el Ministerio desde mayo pasado, dijo en una entrevista con EFE que quieren continuar y reforzar las gestiones de la administración anterior, pero “dar ese salto hacia la bioeconomía”.

El proceso ya está contemplado en la Estrategia Nacional de Biodiversidad y apuntó que lo que buscan es “darle impulso” e implementarlo.
“Es el momento de dar el salto hacia este nuevo tema de la bioeconomía porque (...) queremos ser el Ministerio que promueve y propone cosas nuevas y que se inserta en la matriz productiva del país”, dijo.

Entre los ejes de la bioeconomía está el reto a mediano y largo plazo, que es la biotecnología en todas sus formas: “esos análisis más a nivel molecular que permiten desarrollar productos biomédicos, cosméticos, alimenticios, colorantes, etcétera”.
En el eje de corto y mediano plazo, mencionó el utilizar productos de la biodiversidad, que no sean moleculares o genéticos y que puedan ser comercializados “de forma sostenible”.

De 55 años y biólogo de formación, Granizo añadió que la bioeconomía también puede aplicarse para convertir la basura en “un buen negocio” de forma que la gestión de residuos genere recursos en lugar de gasto.
En ese sentido, mencionó la fabricación de abonos orgánicos, o incluso, convertir el residuo orgánico del prensado de la caña de azúcar en “pellets”, es decir, pedazos de bagazo, que mediante un proceso físico-químico, se convierten en pequeñas bolas como de carbón para la combustión en calderas industriales.

Conocedor de que esta transformación requiere inversión, apuntó que, precisamente, el rol del Estado es identificar dónde se requieren inversiones y que estas, además, favorezcan a los más pobres.
“Los primeros objetivos de la bioeconomía tendrán que ser esas poblaciones pobres que viven en o alrededor de las áreas protegidas”, dijo.
“Aquí, para soñar hay mucho”, señaló Granizo que reconoció que aplicar completamente la bioeconomía es “difícil” porque requiere un cambio de mentalidad, empezar a repensar el modelo de desarrollo, los modelos productivos que se aplican, “empezar a realmente entender qué es esto de salir del extractivismo”.

El Ministro aseguró que “hay voluntad política” de parte del Gobernante para el desarrollo de la bioeconomía, y aseguró que “un montón” de organizaciones de la cooperación internacional “están absolutamente convencidas” de que “por ahí es el futuro”. (EFE) (O)