viernes, 13 de febrero de 2015

Las zonas del océano carentes de oxígeno disminuyen su tamaño

por UniversoCanario/Agencias | universocanario.com
Una investigación realizada por expertos de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, muestra que el cambio climático, a medida que debilita los vientos alisios, podría reducir el tamaño de aguas extremas con poco oxígeno. "Los trópicos, en realidad, deberían estar mejor oxigenados conforme el clima se calienta", resalta el autor principal de este estudio, Curtis Deutsch, profesor asociado de Oceanografía en la Universidad de Washington, en Estados Unidos.
   El agua más caliente contiene menos gas, por lo que se espera que el cambio climático reduzca los niveles de oxígeno en todo el mundo y, de hecho, las observaciones muestran que esto ya está ocurriendo en muchos lugares. La disminución durante los últimos 20 años en las zonas tropicales de poco oxígeno, las aguas más bajas en oxígeno del planeta, dio lugar a un estudio de 2008 que propuso que estas zonas también empeoran con el tiempo.
   Las regiones tropicales están normalmente asociadas con abundancia de vida, pero poseen algunos de los lugares más inhóspitos para los habitantes del océano. Las zonas de oxígeno mínimo frente a México y Perú contienen niveles de oxígeno demasiado bajos para albergar a la mayoría de los animales, por lo que, a diferencia de otras zonas de poco oxígeno, aquí no hay riesgo de matar a los peces.
   Pero cuando los niveles caen aún más, un grupo particular de bacterias, que puede usar nitrógeno en lugar de oxígeno como fuente de energía, prosperan. El nitrógeno es un nutriente esencial y muy escaso para las plantas marinas. Cuando los niveles de oxígeno son lo suficiente bajos para ese grupo particular de bacterias, cantidades importantes de fertilizantes del océano consiguen fijarse profundamente al fondo del océano tropical.
   El nuevo trabajo, que se publica en 'Science', muestra que el agua que fluye en los trópicos es probable que sea más baja en oxígeno, rebajando la oferta inicial de oxígeno, pero la demanda también disminuirá por el cambio climático. Específicamente, conforme los vientos alisios se debilitan, toda la secuencia de acontecimientos que alimenta esta cadena alimentaria bacteriana se ralentizará y la zona baja de oxígeno se reducirá.
   "Si queremos entender cómo los aspectos biológicos y químicos de los océanos van a cambiar en el futuro, tenemos que prestar mucha atención a lo que sucede con los vientos -argumenta Deutsch--. Los vientos pueden llevar a conclusiones que son exactamente lo contrario de lo que se espera".
   Los vientos alisios del oeste hacen que el agua profunda se filtre a lo largo de las costas occidentales, con lo que los nutrientes surgen desde las profundidades del mar. Estos nutrientes alimentan las plantas marinas, las cuales son el alimento de animales marinos, que se descomponen para alimentar a las bacterias que utilizan el oxígeno restante. Cuando los vientos alisios se debilitan, se filtra menos agua rica en nutrientes desde las profundidades y crecen menos plantas en la superficie, de forma que pueden sobrevivir menos bacterias que devoran oxígeno.
   Deutsch es un modelador climático que estudia la circulación del océano tropical y aprendió de los núcleos de sedimentos recolectados frente a México por los coautores William Berelson, de la Universidad del Sur de California, y Alexander van Geen, de la Universidad de Columbia, que mostraron una tendencia desconcertante a más largo plazo. Los autores trabajaron juntos para interpretar las muestras.
   Los resultados plantean que la mayor parte del tiempo desde 1850 la población de estas bacterias comedoras de nitrógeno ha ido disminuyendo, coincidiendo con el calentamiento de los océanos y el debilitamiento de los vientos alisios.
   "Creo que es una cuestiónn interesante para comprender la forma en la que funciona el océano en escalas de tiempo geológicas o climáticas", afirma Deutsch. La mayoría de los modelos climáticos predicen que los vientos alisios seguirán debilitándose en el futuro, reduciendo zonas de oxígeno mínimo en el Océano Pacífico frente a las costas de México, Chile y Perú, y en el Océano Índico, frente a Australia occidental.
   La disminución de oxígeno en el océano más amplio sigue siendo una preocupación importante, según Deutsch, igual que la pesca excesiva, el calentamiento de las temperaturas del agua y la acidificación de los océanos. "Este estudio muestra que lo que ocurre con los vientos, que a veces se pasa por alto, es muy importante para la predicción de cómo los océanos responden al cambio climático", concluye.

jueves, 12 de febrero de 2015

LA SEQUÍA YA ES UN ‘VIRUS’ GLOBAL
agriculturers.com

Las sequías son persistentes, los recursos hídricos se agotan. En el condado de Tulare, en el centro de California, cientos de casas han dejado de tener acceso al agua que extraían libremente del subsuelo. Mientras, Brasil, el país con las mayores reservas hídricas del mundo, agoniza por una sequía sin precedentes.

En China, la falta de agua afecta a millones de personas y amenaza la estabilidad de la segunda economía del mundo. El Confidencial se reúne con habitantes de estos tres países para conocer cómo se enfrentan a este ‘virus’ global.
Las sequías son persistentes, los recursos hídricos se agotan. En el condado de Tulare, en el centro de California, cientos de casas han dejado de tener acceso al agua que extraían libremente del subsuelo. Mientras, Brasil, el país con las mayores reservas hídricas del mundo, agoniza por una sequía sin precedentes. En China, la falta de agua afecta a millones de personas y amenaza la estabilidad de la segunda economía del mundo. El Confidencial se reúne con habitantes de estos tres países para conocer cómo se enfrentan a este ‘virus’ global.
Su casa está llena de botellines de plástico, de bidones y de cubos. Como todas las viviendas de este barrio, unas 400, donde la cercanía con las montañas y la presa del lago Success garantizaba agua subterránea, la casa de Olivia obtenía el suministro directamente del subsuelo a través de una bomba (“pompa”, como dicen por aquí) que descendía unos 40 pies (unos 12m). En California este tipo de perforaciones privadas no están reguladas, y algunos estudios estiman que la dependencia de ellas en todo el estado alcanza ya el 60%, mientras la sequía hace que el nivel del agua subterránea siga descendiendo.
Hoy, ya hay casi 300 casas en cuyos jardines se ven los bidones cuadrados de 300 galones (más de 1.000 litros) que han repartido diferentes ONG. “Para una familia de cuatro o cinco personas, el bidón dura una semana. Es agua limpia, que nos dona el Ayuntamiento, pero les decimos que no beban de ella por si acaso. De todas maneras en lo que más se gasta es en los baños, la limpieza, etcétera”, explica a El Confidencial Fred Beltrán, ingeniero jubilado voluntario de Porterville Area Coordinating Council, que todas las mañanas recorre el barrio y reparte este bien preciado. Algunos vecinos llevan tantos meses en esa situación que los bidones están conectados a la red de tuberías de la casa, consiguiendo que el agua, aunque con cloro, pase así por la caldera y salga directamente a cisternas y grifos.
Pero Olivia aún no ha conseguido instalar esas tuberías. Desde hace cinco meses sale al patio cojeando a causa de su artritis, y recoge agua en un balde cada vez que usa el retrete. Desde hace cinco meses vive con dos enormes bidones en la cocina, uno para fregar, y el otro, con tapa, para cocinar, “porque es agua potable”. En el salón se apilan cuatro cajas “de veinticuatros” (botellas de plástico de 25 cl) que le llevan diferentes personas, porque ella no tiene coche. “Pero eso me da como para cuatro días”. La lavadora la pone cuando los vecinos le dejan la manguera. Y los cacharros los friega “a puñitos de agua”.
Sus hijos, emancipados ya hace tiempo, le han dicho que se vaya a vivir con ellos a otras zonas, dentro de los límites de la ciudad, donde las viviendas están conectadas a la red municipal de suministro. Pero ella no quiere dejar el hogar en el que vive desde hace 22 años; sus gallinas y sus perros; su cacatúa y su jardín, y el pequeño altarcito con el retrato de su marido, que falleció hace cuatro años. Sólo espera que un día, por fin, llueva. Con un asombro mezclado con envidia e indignación, Olivia mira a una casa de enfrente de la calle, donde un aspersor lanza contra la luz del sol brillantes gotas de agua sobre un frondoso y verde césped. “¿Y cómo lo ve? Unos tanto y otros tan poco…”, murmura. La suerte ha querido que algunas bombas, apenas a veinte metros de distancia de la suya, todavía saquen agua de un subsuelo progresivamente más y más seco. Aunque es imposible saber por cuánto más tiempo.
Las calles de Porterville, California, donde hace tres años que apenas llueve (Eva Catalán).
Las calles de Porterville, California, donde hace tres años que apenas llueve (Eva Catalán).

Sequía en el país con las mayores reservas del mundo

“Yo tengo una casa grande en Ceará, en mi tierra, y estoy intentando venderla por 8.000 reales (2.600 euros), pero no voy a poder conseguir más de 5.000 (1.600 euros). Con este dinero, no puedo comprar nada en Río de Janeiro”. Vera es una de las decenas de miles de personas que tuvieron que emigrar hacia el sur de Brasil por causa de la falta de agua. Hace seis años, llegó a la Cidade Maravilhosa desde un pueblo del interior del nordeste brasileiro, asolado por la peor sequía de los últimos 50 años, según revela la ONU.
“La situación allí es terrible. Hace tres años que no llueve, ni una gota. No hay trabajo, no hay nada que hacer”, cuenta Vera. Hoy vive en una casa minúscula en lo alto de Santa Marta, la primera favela pacificada, junto a su marido y sus dos hijos. “Nos conocimos aquí. Yo trabajaba en la limpieza, él vende palomitas en la calle. Tuvimos a nuestros hijos y paré de trabajar. No tenía con quién dejarlos. Mi familia sigue en Ceará”, explica.
Ya conoció tiempos peores, cuando vivía en una favela no pacificada en el norte de la ciudad y tenía que refugiarse con su hija debajo de la cama cada vez que había un tiroteo. Alguna vez se he planteado volver a su tierra, pero allí no ve futuro. “¿Qué vamos a comer? Quedarnos aquí en Río significa pagar un alquiler altísimo y ganar un salario mínimo, pero volver al nordeste es condenarnos a muerte”, asegura Vera.
Brasil agoniza por una sequía sin precedentes, que arrasa no sólo el nordeste, sino también el centro, el sur y el sudeste del país. Una paradoja, si tenemos en cuenta que encabeza la lista de los diez países con mayores reservas de agua dulce del mundo. Posee más del 13% de las reservas hídricas del planeta.
Pero tanta agua no parece suficiente. El río São Franscico, la principal fuente de suministro para el nordeste de Brasil, también experimenta la peor sequía del siglo, agravada por la acción del hombre. Donde antes pasaban barcos, ahora pasan coches. La presa de las Tres Marías, construida en el Estado de Minas Gerais en el nacimiento de este río para almacenar 19.500 millones de metros cúbicos de agua, está a menos del 3% de su capacidad y podría dejar de generar energía eléctrica en cualquier momento. El río suministra agua a 521 municipios de cinco estados. De ellos, 122 están en riesgo de desabastecimiento y 85 ciudades ya se han declarado en situación de emergencia.
Sao Paulo, la ciudad más populosa de Brasil, también lleva un año secándose. El Sistema Cantareira está actualmente en el 11,8% de su capacidad, a pesar de las recientes lluvias. Una experta en agua y saneamiento de la ONU ha dado un nombre a este escenario: falta de planificación. A finales de agosto, en medio de la campaña electoral, Catarina de Albuquerque culpó al gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, de ser el principal responsable de la crisis hídrica de Sao Paulo.
Albuquerque afirmó que el Gobierno de Sao Paulo debería haber planificado el consumo de agua y trabajar duro para evitar el desperdicio, que hoy consume el 40% del agua disponible. El informe de la ONU fue un mazazo para la campaña de Alckmin, que a pesar de todo fue reelegido.
La falta de organización de los gobiernos locales no es la única causa de la sequía en Brasil. En la región amazónica, entre 1970 y hasta 2013 la explotación de la madera y la deforestación se han comido 762.979 km² de floresta, un área equivalente a dos Alemanias. Según un informe del Centro de Ciencia del Sistema Terrestre (CCST), la deforestación en la Amazonia es directamente responsable de la sequía en otras regiones del país, especialmente las del sur, como el área metropolitana de Sao Paulo.
Sequía prolongada en Nazaré Paulista, en Sao Paulo. (Reuters)
Sequía prolongada en Nazaré Paulista, en Sao Paulo. (Reuters)
La pérdida de la cobertura vegetal interrumpe el flujo de humedad desde el suelo a la atmósfera. Los “ríos voladores”, las grandes nubes de humedad responsables de las lluvias, transportadas gracias al viento desde la Amazonia hasta el centro y el sur de Brasil, no siguen su viaje y esto causa escasez hídrica. La receta que sugiere Antônio Nobre, autor del informe, parece simple: cero deforestación y más reforestación, algo que en las actuales condiciones parece cuando menos utópico. Brasil no ha firmado el documento presentado en la última Cumbre sobre el Clima de la ONU, en septiembre de este año, para reducir a la mitad la pérdida de florestas hasta 2020 y dejarla en cero para 2030.
La ONU prevé que para 2030 la mitad de la población mundial estará viviendo en áreas de fuerte sequía. Desde 1.900, más de once millones de personas han muerto por falta de agua.

Pekín: demasiados para tan poca agua

Zhao Xiaoyan, de 61 años, carga con dos garrafas llenas de agua extraída de un pozo excavado por sus vecinos. Esta escena se repite cuatro veces por semana, ya que la familia de Zhao, a pesar de vivir en Pekín, sufre cortes diarios en el suministro de agua. “Cocinamos, bebemos y nos lavamos con el agua que compramos y con la que sacamos del pozo. Tenemos agua tres o cuatro horas al día, pero no siempre, y normalmente tenemos que esperar a que quede limpia de los residuos que arrastra para poder aprovecharla”, asegura Zhao a El Confidencial.
Su casa está situada en la comunidad de Shuimo, a unos 15 kilómetros del centro de Pekín. La causa de sus tribulaciones es sencilla: el rápido desarrollo del área, sumado al incremento exponencial de la población y a unas infraestructuras deficientes, ha provocado que el suministro de agua sea insuficiente.
“Hace unos años no era así. Poco a poco ha ido llegando más gente, se han construido más viviendas y los cortes son ahora más frecuentes. Hemos llegado a estar más de una semana sin agua y en invierno, cuando algunas cañerías se congelan y estallan, la situación es peor”, cuenta Zhao, quien además teme que el aumento de la población termine agotando también las reservas subterráneas.
Esta situación, que se repite en muchas ciudades del noreste de China, podría empeorar en los próximos años. Según el “Plan Nacional para un nuevo modelo de urbanización”, difundido el pasado mes de marzo, se espera que las grandes ciudades del país acojan al 60% de la población en 2020. Esto, según la consultora McKinsey Global, supone que 350 millones de nuevos habitantes llegarán a las 20 grandes urbes de China.
Un hombre intenta recoger agua de un estanque seco en Xinchang, en la provincia china de Zheijang (Reuters)
Un hombre intenta recoger agua de un estanque seco en Xinchang, en la provincia china de Zheijang (Reuters)
Su casa está situada en la comunidad de Shuimo, a unos 15 kilómetros del centro de Pekín. La causa de sus tribulaciones es sencilla: el rápido desarrollo del área, sumado al incremento exponencial de la población y a unas infraestructuras deficientes, ha provocado que el suministro de agua sea insuficiente.
“Hace unos años no era así. Poco a poco ha ido llegando más gente, se han construido más viviendas y los cortes son ahora más frecuentes. Hemos llegado a estar más de una semana sin agua y en invierno, cuando algunas cañerías se congelan y estallan, la situación es peor”, cuenta Zhao, quien además teme que el aumento de la población termine agotando también las reservas subterráneas.
Esta situación, que se repite en muchas ciudades del noreste de China, podría empeorar en los próximos años. Según el “Plan Nacional para un nuevo modelo de urbanización”, difundido el pasado mes de marzo, se espera que las grandes ciudades del país acojan al 60% de la población en 2020. Esto, según la consultora McKinsey Global, supone que 350 millones de nuevos habitantes llegarán a las 20 grandes urbes de China.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Estos son los 5 paises que mas apuestan por la energía eólica en Latino América
diarioecologia.com
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La energía eólica es una de las energías renovables mas usadas en el mundo. Permite el ahorro de dinero a largo plazo, así como el respeto al medio ambiente. Los paises de Latino América que mas apuestan por la sostenibilidad y energías renovables, en este caso energia eólica son: Brasil el país que más esta impulsando la industria de la energía eolica, seguido de México, Chile, Argentina y Costa Rica, líder a nivel Centroamericano.
Nicaragua es el sexto país de Latinoamérica y el Caribe que más aprovecha la energía eólica. El pais centroamericano cuenta con 5 parques eólicos y cubre un promedio de 20% de la matriz energética con energía eólica, eliminado 100.000 toneladas de emisiones de CO2 anuales.
Estos datos han sido dados a conocer por el informe de la Asociación Mundial de la Energía Eólica (World Wind Energy Association, WWEA).
México utiliza sólo 3.2% de su capacidad potencial para producir energía a partir de la fuerza de los vientos y en la próxima década se proyectan inversiones que excederán 20,000 millones de dólares en el sector. En el año 2024, 35% de la energía en México podria estar sustentada con fuentes renovables, 15% eólica.

martes, 10 de febrero de 2015

¿Por qué está subiendo el nivel del mar?
elmundo.es

Una casa rodeada por el mar en Tangier, EEUU. LISA GRIMES

El nivel del mar sube. Lo ha documentado EL MUNDO, al publicar un reportaje de Pablo Pardo sobre la isla de Tangier, en la Bahía de Chesapeake, en Virginia, en la costa Este de los EEUU cerca de Washington.
En España, en las costas de Huelva, que suelo visitar anualmente, las playas solo existen porque todos los años los ingenieros de las administraciones responsables sacan arena del mar y la depositan en la costa. El agua en invierno se lleva la arena.
El nivel del agua del mar sube respecto a tierra, o ésta baja respecto al mar, tanto da que da lo mismo. Al aumentar la temperatura del agua del mar, esta se dilata como se dilata casi toda la materia al calentarse (una excepción es la misma agua cerca de los 4ºC, que se dilata al calentarse y al bajar de esta temperatura).  Por ejemplo, para poner las llantas metálicas en las antiguas  ruedas de madera de los carros, se calentaban aquellas al rojo vivo. Al ponerlas en las ruedas de madera y enfriarlas, los aros se comprimían y apretaban los radios de las ruedas. La misión de la llanta no solo era reducir el desgaste de la rueda, sino afirmar esta última.
Lo mismo se hace con los rodamientos, y si alguien tiene problemas en su casa para sacar o meter alguna pieza en otra que este reparando, siempre puede probar a calentar o enfriar esta última.
Pues bien, el mar se calienta y su nivel sube, se ha medido hasta el aburrimiento, vean estas gráficas.
Al calentarse se dilata y como en la olla de la cocina puesta a rebosar, al calentarse se sale: Avanza por las playas.
Adicionalmente los glaciares de las tierras sólidas (no el hielo del ártico, que flota sobre el agua) están deslizandose hacia el mar.  En estos blogs de El Mundo he explicado ya como la banquisa del Mar de Ross en la Antártida esta deslizando desde el continente hacia el mar en un proceso irreversible en este siglo XXI. Y los glaciares de las montañas de los continentes y de Groenlandia están deslizándose hacia el mar: Estamos echando agua donde ya hay, y al echar agua el cuenco se llena.
No solo eso. El cambio climático no es solo un calentamiento. Es un''cambio''. Al calentarse, el mar asciende, pero además cambian sus corrientes, de manera que lo que antes no entraba en la bahía, hoy sí entra. Las olas que antes pasaban de lado por la costa ahora se enfrentan a ella. Corriente y olas provocan erosión, y la erosión la bajada de las tierras hacia el mar.
Este año ha sido el más caliente desde que tenemos registros meteorológicos, y con él, otros siete de este siglo XXI (hablamos de escalas humanas: 100, 200 años, no nos interesan, en este contexto, escalas de 500, 1.000, 10.000, 100.000, millones de años, en las cuales el clima ha cambiado casi lo mismo que esta cambiando ahora).
El proceso de calentamiento del mar es muy lento: intenten ustedes calentar una piscina con una estufa de 100 watios. Pero de la misma forma que tarda en calentarse, el océano, una vez caliente, tarda milenios en enfriarse.
La subida del nivel del mar es muy lenta, hoy unos 3,3 milímetros por año, 3 centímetros en 10 años, algo más de un palmo en un siglo.
Pero de esta subida, 1,6 milímetros son esencialmente los de la dilatación térmica del agua. En los últimos 20 años la subida se ha incrementado en otros 1.6 milímetros por año, debidos al deslizamiento de los glaciares, y esta fusión se está acelerando, pues al dejar suelo libre de hielo, este suelo deja de reflejar la luz del sol, y se calienta, algo que no hacía cuando estaba cubierto de hielo.
En los cálculos científicos, se estima que la subida del nivel del mar, a lo largo del siglo XXI, si no detenemos el cambio climático, será de al menos 1 metro.  El mar, en el puerto de Gijón, por ejemplo, salta hoy los muelles en marea alta, y más si hay oleaje fuerte. A finales de este siglo, si seguimos quemando combustibles fósiles, los mulles estarán inundados la mitad del día.
Una subida de un metro del nivel medio del mar implica un avance de las líneas de costa hacia el interior de unos 10 kilómetros en el Atlántico, donde las mareas son de 3 metros y hay oleaje intenso, y de al menos 1 kilómetro en el Mediterráneo: Las construcciones turísticas de las primeras líneas de playa desaparecerán en este siglo, o dejarán de ser primera línea de playa para convertirse en urbanizaciones bloqueadas por diques como en Holanda.  Pero Holanda tiene un par de cientos de kilómetros de costa, en España tenemos un par de miles. No podemos poner diques a la manera holandesa.
Detener el cambio climático es sencillo: Basta con dejar de polucionar el aire quemando combustibles fósiles.  La semana que entra hay una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Alcalá, impartida por un Ingeniero de Repsol, con el curioso título de  ''Ética ambiental en la extracción de combustibles fósiles". Voy a acudir a la conferencia a preguntar que cómo se come eso. Es absolutamente contrario a la ética ambiental ensuciar la atmósfera cada vez que se quema gasolina, gasóleo y gas natural, y no digamos carbón. 
Con el dinero que tiene acumulado Repsol, en vez de perforar y vender petróleo, puede, mucho mejor, dedicar ese dinero a montar centrales solares. Quizás no le den un rendimiento del 1000%, pero la gran mayoría de los ciudadanos vivimos contentos con ganancias de un 30%. ¿No podría Repsol contentarse con un 300% de ganancia montando centrales solares y contribuyendo así, por ejemplo a frenar la subida del nivel del mar y todos sus riesgos concomitantes?
¡Pienso que eso sí sería ético!
Es solo un ejemplo. Hay muchísimos más.
La ética no es algo de los religiosos o de los filósofos. El comportamiento ético genera beneficios, siempre, y el latrocinio genera, a la corta, media y larga, pérdidas para los ladrones y para todos. Basta con hacer bien las cifras. Solo los ciegos, los descerebrados, pueden pensar que expoliar es rentable. Y expoliar es lo que estamos haciendo con el sistema climático, y con el resto del planeta, océanos incluidos.
Estamos aún a tiempo de variar nuestro comportamiento, de respetar la casa donde vivivimos. No lo perdamos.

lunes, 9 de febrero de 2015

Proponen acercar los asteroides a la Tierra para poder explotar sus minerales
lavanguardia.com

Investigadores de la UPC sugieren enviar naves espaciales para capturarlos y modificar su trayectoria

Proponen acercar los asteroides a la Tierra para poder explotar sus minerales

Barcelona. (Efe).- Investigadores del Departamento de Matemática Aplicada de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) han calculado cómo se puede modificar la trayectoria de asteroides para acercarlos a la Tierra y poder aprovecharlos como puertos o bases para naves espaciales o para explotar sus ricos minerales.

Según los investigadores de la UPC Joan Pau Sánchez y Josep Masdemont, enviar una nave espacial hasta un asteroide para capturarlo y modificar su trayectoria para que permanezca alrededor de la Tierra será una posibilidad real en las próximas décadas.

Así lo confirman los cálculos de trayectorias que han hecho Sánchez y Masdemont en el proyecto Asteroidretrieval, uno de los proyectos Marie Curie que finaliza el próximo mes de mayo y que se ha llevado a cabo dentro del 7º Programa Marco de la Unión Europea. Sánchez ha asegurado que "las primeras misiones para realizar estas capturas se podrían iniciar dentro de una década".

"Estas misiones espaciales -según Sánchez- consistirían en hacer variar un poco la velocidad de los asteroides que transitan relativamente cerca de la Tierra".

Así se conseguirá que los asteroides modifiquen sus trayectorias para dirigirse hacia una zona concreta del espacio en la que podrían ser atraídos, de forma natural, por la gravedad terrestre.

Una vez atrapados, los asteroides permanecerían tanto tiempo como fuera necesario en los puntos de equilibrio gravitatorio entre la Tierra y el Sol, o en órbitas seguras alrededor de nuestro planeta.

Los investigadores de la UPC han desarrollado las metodologías para calcular, según las leyes de la astrofísica, las trayectorias más viables y que requieren un consumo mínimo de energía para llevar a cabo la captura de los asteroides.

Los investigadores también han analizado la viabilidad de este tipo de misiones y han demostrado que se podrían iniciar en la próxima década o, como mucho, en 50 años.

Sánchez y Masdemont ya han comenzado a crear los modelos de los efectos gravitatorios combinados de la Tierra, el Sol y la Luna. El siguiente paso será la incorporación de estos modelos al diseño de sistemas complejos de ingeniería, que será parte de la tecnología necesaria a implantar en las naves o sistemas que tengan que ir a la captura de los asteroides susceptibles de ser atrapados.

Sánchez ha confirmado que, hasta enero de 2015, han detectado 15 asteroides candidatos de entre los 12.000 cercanos a la Tierra. Estos asteroides pueden ser capturados según la metodología que proponen estos investigadores y usando la tecnología de propulsión espacial actual o la que habrá en los próximos diez años.

"Los 15 asteroides están seleccionados por su diámetro y su masa, pero también por la masa máxima que se puede 'cazar' con tecnologías de propulsiones espaciales", ha dicho Sánchez.

En principio se probaría con pequeñas rocas interplanetarias, de unos diez metros de diámetro, sin riesgo de impacto en la Tierra, ya que se quemarían si entraran en contacto con la atmósfera terrestre.

Los investigadores de la UPC prevén que cuando se demuestre la viabilidad de la tecnología con las rocas más pequeñas, se podrá probar la captura de asteroides de dimensiones mayores.

Según los investigadores, algunos asteroides pueden contener un 40 % de sustancias que se vaporizan, como el agua y el metano, y otros líquidos y gases.

La captura de rocas interplanetarias suficientemente grandes abriría la puerta a extraer, in situ, estos recursos así como minerales metálicos o semiconductores. El agua extraída, por ejemplo, se podría usar como combustible para naves o dispositivos espaciales, una vez hidrolizada mediante energía solar.

La extracción de metales, incluso de metales preciosos, podría tener aplicación en el sector industrial o para construir infraestructuras en el espacio, lo que contribuiría a instalar bases para misiones espaciales o para la extracción de minerales.

Según Sánchez, dos compañías de EE.UU. ya están ayudando a financiar el desarrollo de la tecnología para la minería de asteroides, mientras que la NASA planea una misión para demostrar cómo se puede hacer el redireccionamiento de un asteroide, prevista para mediados de la década de 2020.

viernes, 6 de febrero de 2015

La ciencia es clara: la pérdida de bosques es responsable de la sequía en BrasilArtículo de Louis Verchot de Cifor | inforegion.peNuevas investigaciones evidencian el efecto de los bosques sobre las precipitaciones en la Amazonia, y revelan que de continuar la deforestación, las lluvias en el sur de Brasil continuarán siendo afectadas. Fotografía de Cifor.BRASILIA - BRASIL
El impacto de la deforestación tropical sobre el cambio climático global ha sido objeto de numerosas discusiones y debates internacionales en los medios de comunicación y en foros políticos, como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En cambio, el impacto de la deforestación sobre el cambio climático a nivel local ha recibido menor atención.
Pero hoy, con la sequía sin precedentes que sufre el sur de Brasil, se ha empezado a orientar la atención hacia los impactos más concretos de la deforestación.
El Dr. Antonio Nobre, científico del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, presentó el informe The Future Climate of Amazonia (El clima futuro de la Amazonia), en el que presenta la relación de la actual sequía con la deforestación en la cuenca del Amazonas. Y mientras los políticos cuestionan sus conclusiones ¿qué nos dice la ciencia al respecto?
¿HAY UNA RELACIÓN ENTRE LOS ÁRBOLES Y LA LLUVIA?
En el 2009, los científicos de CIFOR Douglas Sheil y Daniel Murdiyarso resumieron los conocimientos científicos existentes sobre la relación entre los bosques y las precipitaciones en un artículo publicado en la revista científica BioScience. En ese entonces, la relación entre la deforestación y la disminución de las lluvias era aún incierta, aunque existían indicios de que la deforestación alteraba la formación de nubes y acentuaba la estacionalidad de las lluvias en áreas con estaciones húmedas y secas diferenciadas.
Entonces, se empezó a acumular evidencia de que una cantidad importante de la lluvia que cae en el interior de los continentes era reciclada, lo que quería decir que el agua había caído previamente cerca de los márgenes continentales, había sido bombeada de vuelta a la atmósfera por la vegetación, y caía nuevamente en forma de precipitaciones.
Este era el caso de muchas zonas del planeta. En los Estados Unidos, el 50% de las precipitaciones en el Medio Oeste eran recicladas; en el Sahel de África Occidental, la cifra llegaba al 90%. Sin embargo, una cantidad importante del agua que cae como lluvia en ciertas áreas no es reciclada. Este es el caso de la cuenca del Amazonas, dónde sólosolo entre un 30 y un 60% de las precipitaciones corresponde a agua reciclada.
Cuando se publicó el artículo de Sheil y Murdiyarso, uno de los misterios fue descubrir cómo las planicies de tierras bajas en el interior de los continentes mantenían ambientes húmedos. Si el reciclado era el mecanismo clave para que las precipitaciones lleguen al interior de los continentes, entonces estas deberían disminuir a medida que aumentaba la distancia de la costa. Este fenómeno puede observarse en muchos lugares del planeta, excepto donde hay extensas áreas de bosques naturales.
LA “BOMBA BIÓTICA”
A mediados de la década de 2000, los físicos -Anastasia Makarieva y Víctor Gorshkov del Instituto de Física Nuclear de San Petersburgo- propusieron un innovador fenómeno físico para explicar cómo los bosques lluviosos tropicales mantienen húmedo el interior de los continentes. En estas regiones, los bosques tienen tasas más altas de evaporación que otros tipos de vegetación y a medida que el aire húmedo se eleva desde los bosques hacia la atmósfera, el vapor de agua se condensa. Esto reduce el volumen del aire, y la presión del aire cae en picada.
Debido a que el aire fluye de los lugares de alta presión a los de baja presión, esta disminución de la presión absorbe el aire denso adicional, y así los bosques toman aire húmedo de algún otro lugar (por ejemplo, los océanos). A su vez, este aire húmedo adicional se eleva y condensa, generando una situación en la que una gran proporción del agua que se condensa en forma de nubes sobre zonas húmedas en realidad es extraída de otros lugares.
Makarieva y Gorshkov llamaron a este fenómeno una “bomba biótica”, y demostraron su existencia con datos de la cuenca del río Amazonas y la cuenca del río Congo en el África Ecuatorial. Otros científicos empezaron a fijarse en este fenómeno y proporcionaron mayor evidencia sobre la existencia de esta bomba biótica. En 2012, Dominick Spracklen y otros investigadores examinaron las zonas tropicales y descubrieron que cuando el aire pasaba sobre una zona extensa de vegetación, producía al menos el doble de lluvia que el aire que pasaba sobre zonas con escasa vegetación.
Makarieva y otros investigadores fueron aún más lejos e integraron este fenómeno físico en un modelo climático para analizar el efecto de la deforestación sobre las precipitaciones. Debido a que el flujo de aire primario hacia la cuenca del Amazonas proviene del Océano Atlántico, y dado que la mayor parte de la deforestación se produce en los flancos este y sur de la cuenca, existen motivos para preocuparse.
Su simulación mostró que una continua deforestación en la cuenca del Amazonas conllevaría a una disminución de las precipitaciones.
RÍOS EN EL CIELO
La idea de que el agua fluye por la atmósfera a través de vías observables no es nueva: fue propuesta por primera vez en un artículo de Reginald Newell y otros investigadores en Geophysical Research Letters en 1992. Varios estudios la han confirmado y muestran, además, que esos “ríos aéreos” son responsables de las precipitaciones en el sureste de Brasil. A diferencia de los ríos de superficie, estos ríos aéreos obtienen agua de la vegetación a medida que esta la extrae del suelo y la pierden a través de las precipitaciones.
Varios grupos han estudiado este fenómeno durante la última década, y el reconocimiento de la importancia de estos ríos aéreos ha aumentado. En particular, ahora entendemos cómo estos enormes flujos de agua a través de la atmósfera se relacionan con las precipitaciones en todo el continente sudamericano.
Solo para citar uno de estos estudios, Josefina Moraes Arraut y otros investigadores del Instituto Brasileño de Estudios Espaciales mostraron que a medida que las masas de aire se desplazan a través de la Amazonia, acentuadas por la bomba biótica, finalmente se topan con la Cordillera de los Andes, donde se desvían hacia el sur y por último hacia el este, para llevar la humedad de la cuenca del Amazonas al sureste de Brasil y el norte de Argentina. Por lo tanto, mantener la bomba biótica en el Amazonas es esencial para garantizar el suministro de agua en estas regiones.
¿QUÉ DEBERÍAN HACER LOS POLÍTICOS?
El mes pasado, el gobernador de São Paulo expresó sus dudas acerca del impacto de la deforestación amazónica en la sequía que afecta a su estado en un artículo aparecido en el Wall Street Journal. Sin embargo, la ciencia es clara y muestra mucho más que una simple correlación entre observaciones: los mecanismos de circulación del agua entre la cuenca del Amazonas y las regiones sureñas al este de los Andes están bien establecidos.
Por ello, se sabe que a medida que avanza la deforestación en el Amazonas, las precipitaciones en el sur de Brasil continuarán siendo afectadas y la selva amazónica seguirá perdiendo su capacidad de regular el clima y asegurar un flujo de agua para la región sureste del país. Además, la deforestación en la Amazonia brasileña afectará el norte de Argentina, por lo que el problema tiene una dimensión internacional.
Los políticos deben equilibrar los objetivos de desarrollo y las preocupaciones ambientales, pero en este caso es bastante claro que ambas van de la mano. Por ello, parece haber dos opciones principales para tomar una acción inteligente.
Por un lado, los políticos pueden decidir cortar el problema de raíz reduciendo la deforestación amazónica y promoviendo la rehabilitación de bosques degradados y así mantener los patrones de circulación atmosférica.
Una segunda posibilidad es integrar los déficits de lluvias previstos en la planificación y adaptar los sistemas económicos del sur para que consideren sequías más frecuentes. Esto significa mejorar el almacenamiento y la distribución del agua, junto a una reducción de los desechos. Es probable que una combinación de estos dos enfoques sea mejor aceptada.
Pero hay también una tercera opción: se puede ignorar el problema y esperar a que desaparezca. El clima es variable, y esta sequía finalmente terminará. Sin embargo, también es muy probable que este no sea un hecho aislado, y la ciencia sugiere que debemos prepararnos para más.
Nota del editor: el Dr. Louis Verchot dirige una investigación sobre bosques y cambio climático en el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR). Para consultas de prensa, por favor póngase en contacto con CIFOR en cifor.blog@cgiar.org.

La investigación de CIFOR sobre bosques y cambio climático es financiada parcialmente por los gobiernos de Noruega, Australia, la Unión Europea y los Estados Unidos, y forma parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería.

jueves, 5 de febrero de 2015

Una República al rescate de los glaciares de Chile
Por Marianela Jarroud | ipsnoticias.net
Una muestra de cómo sería supuestamente la cosecha de frutas y verduras sin el agua de los nevados, en la Feria sin Glaciares organizada por Greenpeace, en la Plaza de la Constitución de Santiago de Chile, el 23 de enero de 2015. Crédito: Marianela Jarroud/IPS
Una muestra de cómo sería supuestamente la cosecha de frutas y verduras sin el agua de los nevados, en la Feria sin Glaciares organizada por Greenpeace, en la Plaza de la Constitución de Santiago de Chile, el 23 de enero de 2015. Crédito: Marianela Jarroud/IPS

Los más de 3.000 glaciares que existen a lo largo de Chile constituyen una de las mayores reservas de agua dulce de América del Sur, pero están constantemente amenazados por grandes proyectos mineros y de infraestructura, advierten ambientalistas y expertos. 
La falta de una legislación que los proteja, permitió a la organización ecologista Greenpeace fundar la República Glaciar en marzo de 2014, un país virtual creado sobre 23.000 kilómetros cuadrados de glaciares en los Andes chilenos, que ya tiene más de 165.000 ciudadanos y 40 embajadas repartidas por el mundo.
“La República Glaciar surgió como una necesidad, porque los glaciares en este país no están protegidos”, afirmó a Tierramérica el director ejecutivo de Grenpeace Chile, Matías Asún.
Los glaciares son grandes masas de nieve y hielo recristalizado que guardan 69 por ciento del agua dulce del planeta. Se forman cuando la acumulación de nieve caída durante el invierno excede sobremanera la cantidad que se derrite en verano, juntando enormes cantidades de material en un período geológico corto.
“Se trata de reservas estratégicas de agua que aportan de manera significativa en períodos de sequía y que se encuentran no sólo en la alta montaña sino también en el sur del país”, explicó Asún.
“Hay muchos glaciares que han quedado enterrados y que conservan importantes reservas de agua. Estos aportan a las cuencas, y de ellas dependen no solo las actividades humanas más básicas, sino también la agricultura y la economía del país”, agregó.
Chile, un país minero cuya principal riqueza es el cobre, cobija 82 por ciento de los glaciares de América del Sur, según Greenpeace. Sin embargo, la mayoría de ellos muestran un retroceso evidente debido a los impactos del cambio climático y a las actividades de la minería a gran escala.
En una intervención ante el parlamento chileno, el glaciólogo Alexander Brenning, de la canadiense Universidad de Waterloo, aseguró en 2014 que la magnitud de las intervenciones en glaciares de Chile no tiene parangón en el mundo e instó a evaluar sus efectos acumulativos.
“Los expertos han sido enfáticos: Chile cuenta con uno de los récords mundiales en destrucción de glaciares. Esta es la triste situación que nos obligó a fundar la República Glaciar”, precisó Asún.
“Dado que los glaciares estaban en tierra de nadie, usamos ese vacío legal para fundar la República Glaciar. Tomamos posesión de toda la superficie glaciar que existe en Chile y nos declaramos una República independiente”, añadió.
El país glaciar fue fundado con base en la Convención sobre los Derechos y Deberes de los Estados, más conocida como Convención de Montevideo, donde fue suscrita en 1933, y que en su primer artículo establece cuatro requisitos para declarar un Estado: poseer una población permanente, un territorio determinado, un gobierno y la capacidad de entrar en relaciones con los demás estados.
La finalidad central de esta República es obtener una ley de glaciares que sus ciudadanos denominan “de cinco estrellas”, que garantice la protección absoluta de los glaciares en Chile.
Una República al rescate de los glaciares de Chile
Glaciar de El Morado, ubicado en la cordillera de Los Andes, en la zona central de Chile. Crédito: Orlando Ruz/IPS
En el detalle, se busca establecer una figura legal para los glaciares en la Constitución, que los convierta en bienes nacionales de uso público. También que se establezca por ley que “los glaciares representan reservas estratégicas de agua en estado sólido”, y que exista una definición de glaciar que quede establecida por ley.
Además, los activistas piden que se incluyan en la ley los diferentes tipos de glaciares y sus  ecosistemas, y precisar qué actividades están permitidas y cuáles están prohibidas para cada uno de esos tipos.
Finalmente, se busca dejar establecida dentro de la ley la creación de un cronograma de transición para que los emprendimientos y actividades que se desarrollan actualmente en áreas protegidas, o potencialmente protegidas, se adecuen a la nueva normativa.
En mayo de 2014, diputados de la autodenominada “bancada glaciar”, compuesta entre otros, por la exlideresa estudiantil y actual diputada comunista Camila Vallejo, introdujeron en el bicameral Congreso legislativo el proyecto de ley para crear un marco jurídico que entregue protección a los glaciares chilenos.
La actual legislación permite que un proyecto productivo afecte un glaciar, si el impacto es explicitado en el estudio de impacto ambiental y compensado de alguna forma.
En agosto, se aprobó avanzar hacia una nueva ley, pero aún no hay luz verde para el proyecto, que genera variados reparos.
El glaciólogo chileno Cedomir Marangunic, quien trabaja con tecnologías para salvar y crear nuevos glaciares, dijo a Tierramérica que es esencial que en la legislación no se cierre parte importante del territorio a todo tipo de actividades, como turismo o proyectos de desarrollo, “sin aportar en nada a la persistencia de los glaciares”.
Se debe establecer el dominio de los glaciares, principalmente los que están ubicados en un terreno privado, observó.
Marangunic, geólogo de la Universidad de Chile y doctorado en glaciología en la estadounidense Universidad  de Ohio, aseguró que si bien “alguna minería” daña los glaciares, “la contaminación ambiental en grandes urbes, como Santiago, o el humo de la quema de pastizales y de bosques” también dejan sus huellas en esos hielos.
Pero para la Comunidad Diaguita del Valle del Huasco, donde se emplaza el proyecto minero de oro y plata Pascua-Lama, en la norteña región de Atacama, y que controla la empresa canadiense Barrick Gold, no hay lugar a dudas.
“Los glaciares son los reservorios de agua que hemos tenido durante miles de años y hoy, en tiempos de sequía, son los que nos mantienen con agua y con vida”, afirmó a Tierramérica el vocero de la comunidad, Sebastián Cruz.
El valle del Huasco, ubicado en el desierto de Atacama, el más árido del mundo, es un valle transversal que cruza desde la cordillera hasta el mar y que se nutre del agua proveniente de los glaciares, añadió el representante de la comunidad dieguita, el pueblo originario asentado en el vulnerable ecosistema.
El proyecto Pascua-Lama, no solo “ha intervenido directamente los glaciares”, dijo Cruz, sino que además, lejos de cumplir con el compromiso adquirido en su estudio de impacto ambiental, ya afectó a los glaciares Toro 1 y 2 y Esperanza, “que están destruidos casi en  99 por ciento”.
Debido a esto, para la comunidad una ley de glaciares debe proteger ciertas áreas de conservación y debe impedir cualquier tipo de actividad extractiva en el área glaciar y periglaciar.
La presidenta socialista Michelle Bachelet se comprometió a proteger los glaciares durante su discurso a la nación, en mayo de 2014, pero no ha hecho más pronunciamientos públicos al respecto. Un grupo de diputados de la gobernante Nueva Mayoría sí respaldaron el proyecto de ley.
Con todo, los ciudadanos de la República Glaciar prometen mantenerse firmes hasta que se apruebe una “buena” ley de glaciares.
“Por el momento, los glaciares pertenecen a la República Glaciar y estaremos en disputa con el estado de Chile hasta que escuchemos de manera decidida un compromiso con una ley de verdad”, concluyó Asún.
Editado por Estrella Gutiérrez
Publicado originalmente por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica